La marcha del 26

    Foto: La Jornada.

    Ya son 35 ciudades en el país las que se preparan para realizar la segunda marcha ciudadana del 26 de febrero, para detener los intentos de AMLO y MORENA de reducir al INE y controlar desde el gobierno las elecciones el 2024. La visión autócrata del presidente de la República no tiene límites de ningún tipo.

    No se trata de ideología, ni de política de Estado, se trata del poder, de poder seguir dirigiendo el gobierno de México a costa de lo que sea.

    Hasta hoy solo ha habido dos momentos que han sacudido al gobierno de López Obrador, la pérdida el 2021 de la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, y la segunda el 13 de noviembre con la gigantesca marcha nacional en más de 60 ciudades del país, cuando salieron más de un millón de ciudadanos a la calle.

    No ha habido otros momentos donde se cimbre el gobierno y advierte que no le será sencillo retener el gobierno de la república, de allí la vocación del presidente de sobrevalorar al ejército mexicano y entregar todos los espacios posibles del aparato gubernamental a su disposición, representa esa militarización un coqueteo abierto para usar la fuerza y la imagen de la institución castrense para inducir respaldo político de la sociedad a su partido MORENA.

    Ya son muchas las semanas, 24 calculo, en las que el presidente López Obrador y la 4T están retrocediendo y perdiendo terreno ante la oposición, y principalmente en la percepción ciudadana de un gobierno incapaz, incompetente, cada vez más frívolo y hasta corrupto.

    No lograr detener y menos revertir este retroceso silencioso que todos los días gana terreno es quizá porque no están viendo el derrotero que lleva el país, el contexto en el que se está desenvolviendo y los efectos de las políticas que están aplicando.

    Pareciera que no advierten que la polarización, como estrategia política, camina hacia el fracaso, como están fracasando gobierno parecidos en otros países, cuando las tendencias naturales del desarrollo de las sociedades no empujan hacia donde AMLO y la 4T quieren, sino en otro sentido y es la fuerza de esas tendencias (no la oposición por supuesto) las que están arrinconando y probablemente el 2024 los va a derrotar.

    Alguien me decía que seguro piensan que vivimos en un país de tontos y que no pensamos, con quien concluía que no es así, como ya se demostró desde 1997 en todos los procesos electorales, cuando la sociedad sustituyó gobiernos completos y cambió de partidos políticos en ellos, conducta que refleja que los ciudadanos tratan de encontrar salidas a sus problemas y los políticos de todos los signos le están fallando, lo que no se debe interpretar, como creo que lo hacen MORENA y el presidente López Obrador, que con demagogia, mentiras y cuentos chinos la gente les dará su voto. Aquí no hay tontos y ojalá la oposición lo entienda, por lo menos.

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