Les invitamos el día de hoy a las 6 de la tarde, ya que nuestro amigo el Dr. Rubén Elías Gil Leyva presentará su libro «Vivir» en el auditorio del MIA, a espaldas de catedral. Contamos con su asistencia.
El desmantelamiento y desmoronamiento que ha provocado la 4T de AMLO en el sector agropecuario, tanto por las corruptelas de su maestro en SEGALMEX, Ignacio Ovalle Fernández, a quien señala la auditoría superior de la federación de saquear 15 mil millones de pesos a la institución, como por la falta de presupuesto a organismos financieros de apoyo al campo mexicano, cuestiones que son de absoluta responsabilidad del presidente López Obrador y su equipo.
A lo que se agrega el daño estructural que está provocando al T-MEC, con las controversias que han interpuesto Canadá y Estados Unidos en materia de energéticos (principalmente electricidad) y el caso del maíz amarillo que el gobierno mexicano ha rechazado, después de décadas de estarlo importando México y sin demostrar el gobierno de López Obrador de lo que los acusa a los productores gringos y canadienses.
Circunstancias a las que se agrega que las repercusiones hacia el sector agropecuario, por ambas posiciones del gobierno de López Obrador, es que el pago de las sanciones que se impongan a México recaerán en el sector agropecuario, porque no debilitarán las cadenas de producción que les proporcionan materia prima a sus industrias metiéndose un autogol.
Estas son tres realidades que golpean y golpearán aún más a la economía sinaloense, particularmente al sector de alimentos: Horticultura, la ganadería y la pesca. En su conjunto el sector primario, soporte fundamental de la economía sinaloense, al representar el 66% de las exportaciones de Sinaloa.
El efecto del fraude a SEGALMEX ya se resintió en los apoyos para habilitar a los productores agrícolas de primavera – verano, cuestión que representará elevar los costos con créditos caros y promover el coyotaje de las acopiadoras de las cosechas.
Desmontar estructuras gubernamentales de apoyo al campo mexicano, como FIRCO, FIRA, AGROASEMEX y FOCIR, junto con las ya desaparecidas DICONSA y LICONSA, que nadie sabe dónde quedaron después de su supuesta fusión, son golpes demoledores para todos los productores agropecuarios de Sinaloa, que ahora solo atinan a pensar en conseguir precios para sus cosechas de maíz y trigo, 7 mil y 8 mil respectivamente, cuando ambos productos vienen en caída libre en la bolsa de granos de Chicago.
Los productores del país, y específicamente de Sinaloa, están en una ratonera atrapados por la ineficacia y torpeza del gobierno de López Obrador en el sector agropecuario. No hay ni idea de qué hacer.
Quién sabe qué piense el secretario de agricultura de Sinaloa, Jaime Montes, y el gobernador Rubén Rocha, pero este conjunto de situaciones en el sector agropecuario, que el fin de semana pasado denunció la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC) en su asamblea anual, con una conclusión lapidaria: “El gobierno de López Obrador ha sido un fracaso para el campo mexicano”.
Sí, es un desastre la economía agropecuaria, pero todo apunta a que será peor. Por ejemplo ¿Qué hará de emergencia el gobierno mexicano sin instituciones para el sector y sin dinero? ¿Qué hará con las controversias en el T-MEC de Canadá y Estados Unidos, cuando los paneles concluyan y castiguen a México? ¿Quién pagará?
Y peor aún si creen que creando múltiples problemas y conflictos que nos puedan conducir a un caos van a salir ganando, están muy equivocados, porque después de la tormenta nadie sabe cómo quedan las cosas, pero bien no, eso es seguro.