No cabe duda que a MORENA le urgen aliados para el 2024, además de su cohesión interna, que prepara para que antes de septiembre modificar la Constitución General de la República ante la muy probable votación adversa en la suprema corte contra el “plan B” de López Obrador en materia electoral.
Un paso clave del PRI era eliminar de la coordinación de sus senadores, que representaba Miguel Ángel Osorio Chong, que operaba en contra del dirigente Alito Moreno y su permanencia hasta el 2024 en la dirigencia nacional.
Y eso obedece precisamente a que Alejandro Moreno trabaja una alianza total con AMLO y la 4T para por lo menos salvar el 2024, en un cálculo de superar la amenaza de los expedientes judiciales de todos ellos, que penden sobre su permanencia política y evitar la cárcel de muchos de ellos.
Porque no hay que olvidar que el PRI es un partido histórico en la vida del país que nació al seno del poder, que fue creación del gobierno de la revolución mexicana y que el diseño de su creador, el presidente Plutarco Elías Calles, fue la creación de un mecanismo político para distribuir el poder y darle cauce a su hegemonía sin provocar una guerra en cada elección y cambio de presidente de la república.
Tanto fue así que funcionó durante 70 años como partido único en el poder, y solo hasta el año 2000 se produjo la alternancia con el triunfo del PAN y Vicente Fox, después de diez largos años de duras batallas en todos los estados del país que había provocado el movimiento que encabezó Cuauhtémoc Cárdenas desde 1987.
Durante esos 70 años se había creado una clase política priista adicta al poder, incapaz de vivir sin él y mucho menos preparada para ser oposición.
Así han sobrevivido más de 20 años, al grado de llegar ahora, después de la traición y entrega de Enrique Peña Nieto a MORENA y AMLO, que le redituó al actual grupo en el poder un apoyo de diez millones de votos provenientes del PRI.
El PRI entonces entregó su alma al diablo y abandonó por completo a su militancia en los estados y a sus votantes en las urnas, al grado de parecerse mucho a esa película de Bernardo Bertolucci 1900, donde trata la guerra fratricida en Italia del partido socialista y el partido comunista italiano, que finalizó con dos personajes solos en una campiña garroteándose el uno al otro.
Por lo que después de Semana Santa, por allá a principios de mayo, muy probablemente estemos viendo un reacomodo de fuerzas con el PRI al lado de AMLO, que puede implicar sellar la derrota del bloque opositor en el Estado de México en junio, y ver el reinicio de una nueva agenda legislativa en el próximo periodo extraordinario, si lo requiere el caso, para volver a discutir las reformas constitucionales en materia electoral que promovió AMLO y MORENA, con la intención de garantizar la elección del 2024.
Lo que en definitiva significaría la extinción del PRI y un periodo de inestabilidad social, económica y política como no habíamos vivido antes.