Culiacán, Sinaloa.- Julio César, padece de una lesión en su rodilla derecha, lo que lo mantiene dependiente de una andadera usada que consiguió hace tres semanas.
No sólo eso. Su condición económica también lo ‘ata’ a valerse por sí solo. A moverse en un ‘carrito viejo’, como él le llama a su Honda Accord, modelo anterior.
Le fue diagnosticado quiste de Baker, un padecimiento que suele producir trastornos en la articulación de la rodilla como la artritis, que no le permite estar parado mucho tiempo, y con dificultades para caminar.
La odisea.
Hace unos días, don Julio, salió de su casa en el sector Villa Bonita a las 04:00 de la madrugada. Cruzó la ciudad y llegó a la clínica 36 del IMSS del sector Humaya. Derivado de la falta de espacios para personas con discapacidad detuvo su viejo carro en el bulevar Dr. Enrique Cabrera, antes de llegar a la calle Mártires del Río Blanco, de la Colonia Humaya. No había donde más pararlo, y dejarlo más lejos, no se lo permitía su condición, narró.
Ahí donde a nadie le estorbaba, sin embargo sí agarraba un pedazo de franja amarilla. Haber llegado a las 04:30 de la madrugada no le fue suficiente para evitar el viacrucis que todos los días cientos de pacientes sufren por la falta de cajones permitidos alrededor de este y muchos hospitales.
Tal fue su caso. Llegó solo a la consulta. Ya adentro, se formó y espero turno y salió casi cinco horas después.
Adentro del IMSS padeció no sólo la tardanza para ser atendido, sino que afuera ya lo esperaba otro problema: una grúa tomó su auto Honda y lo arrastró. Se lo llevó.
Llegó a la acera de mencionado bulevar y ya no vio su auto. El primer pensamiento, reconoce a este reportero, fue que se lo habían robado. Preguntando, unos taxistas se acercaron y le dijeron que había corrido con la mala fortuna de haberle ‘gustado’ a los policías para ser arrastrado por una grúa.
Aunque su condición física no le permitía andar en camiones, no le quedó de otra. Abordó camión al Centro con todo y andadera. En el Centro, como pudo descendió del urbano y caminó por varias cuadras. Esquivo carros, peatones, cruzo calles y banquetas.
Un segundo camión lo llevó al bulevar Aeropuerto, justo frente a la delegación de Sagarpa, donde todavía había que cruzar 500 metros con la ayuda de su andadera. Eran las 10:30 de la mañana. Los rayos del sol calentaban duro. Era junio y el calor era apabullante.
Como no le quedaba otra, caminó. Cojeó con la ayuda de su andadera. Hizo varios descansos. Paraba y seguía bajo el rayo del sol, hasta que en el camino se halló a una educadora vial, con quién se quejo. La mujer atenta escuchó a aquel hombre, y sólo movió la cabeza de lamento.
Julio César, era una de las ‘víctimas’ más de la campaña del Ayuntamiento por arrastrar vehículos por doquier hasta los patios de la Unidad de Vialidad y Tránsito en Aguaruto.
“No son parejos, ahorita usted puede ir y va a ver carros obstruyendo la escuela que está en la pura esquina y no le hacen nada. A veces son de doctores o policías. No se vale y menos para gente que está jodida”, reconoce a ReflectoresMX, cuando lo acompañamos a su Odisea en medio de fuertes temperaturas.
En entrevista, Julio reconoce su error, pero advierte que es un abuso para una campaña recaudatoria y una práctica desigual cuando no se llevan los autos de lujo.
Durante sus 40 minutos de estancia en la dirección de Tránsito, donde tendrá que pagar 673 pesos por la grúa y más de 500 pesos por la fracción, es testigo del ingreso de al menos cinco autos que son remolcados en grúas por estar estacionados en lugares no permitidos. Julio comprueba su versión: ninguno es de lujo.
Dos Spark, un Aveo, un Sentra, y un Altima modelo viejo.
Ahí buscó quien lo orientara. Preguntó cuánto debía pagar para obtener su único medio de transporte de regreso. Hizo unas llamadas y pidió a un familiar ayuda. Tuvo que esperar para que le prestara dinero.
“Yo no vi ninguna ‘camionetona’ que se trajeran hasta Tránsito, a esas no les hacen nada, nada más le dan para las Cocas (a policías) y se van, se hacen de la vista gorda. Esa es la injusticia que todos los días se cometen contra los ciudadanos que no le hacemos mal a nadie”, remata molesto.
“Vemos a escoltas como se paran donde sea y no les dicen nada. Al contrario los saludan los tránsitos y se van. Al más jodido, lo buscan joder más, realmente no tienen criterio”, criticó.
“Tampoco vamos a ver que las grúas se lleven una Tahoe, Suburban, menos una Hemi, desafortunadamente no son parejos. ¡Viva México!”, ironiza iracundo.
Esta conductor documentó fotos de patrullas estacionadas en franjas amarillas, y que a la vista de agentes de Tránsito no son infraccionadas, como a la que a continuación se presenta.
De la misma manera este medio ha recibido denuncias, la comisión de faltas de tránsito de los mismos escoltas del alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, al circular sin placas y detenerse en lugares prohibidos como paradas de autobuses. Así se documentó el pasado 20 de mayo.
“Queremos que sean parejos y no jodan al más jodido”, recriminó el señor infraccionado que deberá pagar más de mil pesos. Un total de 676 pesos por la grúa y más de 500 por la infracción.
Julio César, es un ciudadano promedio que vive de un sueldo. Trabaja para conocida empresa, de donde ha tenido que ausentarse por un accidente en una de las rodillas. “No vemos que las autoridades estén buscando una solución, su solución es infraccionar. Este gobierno municipal está peor que los anteriores”, lamentó con enojo.