Los polleros del municipio de Zinacantepec denunciaron que tienen siete años amagados por integrantes del cártel de La Familia Michoacana.
Acusaron que impusieron al proveedor que les vende 30 pesos más caro el producto; definen los precios a la venta, que son el doble o más en comparación con Toluca, y les cobran como cuota 30% de las ganancias.
Hace dos semanas que cuatro empleados de una bodega de pollo fueron levantados en Toluca, y de acuerdo con familiares y la persona encargada del lugar, Lizbeth Karina, no hay avances en la investigación.
En ese momento denunciaron que las extorsiones en su contra son constantes y la información coincide con lo dicho por locatarios de los municipios del Valle de Toluca, aunque la cuota que demandan es distinta entre mayoristas y vendedores de tianguis o mercados.
Desde hace siete años, por lo menos, en Zinacantepec los locatarios del mercado y sus alrededores están sometidos a la compra y venta del pollo con y como les diga La Familia Michoacana.
Atemorizadas por las consecuencias de exponer sus condiciones, las víctimas pidieron no ser grabadas o fotografiadas, pues coincidieron en que aun dando cuenta en los medios sobre estos hechos, “las autoridades no hacen nada”.
El Universal documentó que en negocios de Toluca, Metepec y Zinacantepec, este último es el que tiene los costos más elevados.
El kilo de pechuga está de 140 a 160 pesos; el de pierna y muslo, en 100 pesos, y el retazo, en 90, en promedio, aunque los comerciantes reconocieron que ya los redujeron, toda vez que en diciembre subieron la pechuga hasta 180 pesos.
“La verdad no queda de otra, ¿usted qué haría? He vivido del pollo desde niño. Mi papá comenzó con este oficio, no sé hacer más y siempre he vendido pollo, no voy a cambiar de giro porque todo lo controlan y es igual, luego se suma la mala economía que redujo la venta en los fines de semana del 24 y 31 [de diciembre] en casi 45%. Estamos fregados, pero ¿qué se le hace?”, denunció un comerciante.
Los locatarios coincidieron en que “por desgracia, no importa que los medios de comunicación hagan la denuncia, porque no va a cambiar nada. Así estamos hace siete años y no vemos que haya opciones para nosotros”.
“Casi nunca denunciamos, la verdad desconfiamos de las autoridades, ¿a quién le vamos a confiar que no estén coludidos con los malos? La verdad, no se sabe a quién recurrir, mejor nos quedamos así, igual los verificadores abusan, estatales o municipales, los rateros en moto, la delincuencia depende de cada colonia, hay unas más tranquilas en las que trabajamos bien”, indicó otro de los vendedores.
(Con información de El Universal)