Un huracán puede provocar distintas enfermedades e infecciones, principalmente porque los servicios médicos resultan afectados durante el desastre, lo que complica que las personas reciban atención de salud oportuna.
Debido a las inundaciones y desastres que deja el paso de un huracán, es posible que incremente el riesgo de enfermedades como zika, dengue y chikunguña, esto porque hay proliferación de los mosquitos que transmiten estas enfermedades.
Las fuertes lluvias de un huracán también favorecen que se concentren alérgenos en el aire, lo que facilita síntomas respiratorios y hasta ataques de asma.
Las inundaciones que quedan después de un huracán favorecen la acumulación de moho en los hogares, causando problemas respiratorios y de la piel, como la dermatitis, en los residentes.
La falta de agua potable hace que proliferen las bacterias, virus y parásitos que causan enfermedades respiratorias e intestinales, tales como amibiasis, hepatitis A, salmonela y cólera. También aumenta el riesgo de infecciones como la conjuntivitis en los ojos, dermatitis en la piel y hasta sarna.
Algunas recomendaciones son: Lava tus manos antes de comer, después de ir al baño o de cambiar un pañal; si no hay agua usa gel antibacterial; si tienes contacto con una persona con enfermedad respiratoria, evita tocar tus ojos y de ser posible, usa cubrebocas; usa repelentes con ingredientes como aceite de eucalipto de limón, DEET o picaridina para protegerte de los mosquitos.
(Con información de Su médico)
