Nada.
Prácticamente nada. Comparativamente con la estadística de desaparecidos en el estado de Sinaloa. No pasa nada.
El 30 de agosto se conmemora el día internacional de las víctimas de desaparición forzada. Originalmente se le llama a esa jornada “Día Internacional del Detenido-Desaparecido”, eso es comprensible por el contexto en el que se configuró tal denominación. Ciertamente, la desaparición forzada fue una práctica de estado para eliminar a actores políticos y sociales que incomodaban al sistema.
Sinaloa, no fue ajeno a ello, pues a partir de los años setentas, fue común que como represión política muchos jóvenes estudiantes, sobre todo universitarios, identificados con ideales de izquierda y de cambio social empezaron a desaparecer.
Esta práctica, que, en un momento dado de la historia, incluso fue legal, como se demuestra con la orden de Adolfo Hitler en su ordenamiento “entre la noche y la niebla” que obligaba a sus subalternos a detener a sus enemigos y torturarlos ante sus familiares y compañeros de lucha para luego desaparecerlos en horas de la madrugada para que casi nadie fuera testigo y que finalmente los cuerpos de las víctimas, no fueran objetos de un funeral en el cual se pudiera convertir en un acto heroico.
Volviendo a la historia, en México y en Sinaloa, hoy la historia es distinta, claro que nos preocupa la etapa de desaparecidos por cuestiones de índole de represión política, pero tenemos otras características. La operación “Cóndor” estrategia del Estado para combatir el narcotráfico nos dejó varios desaparecidos no obstante tenemos una nueva etapa en la cual los desaparecidos tienen otra connotación. Quienes la cometen son particulares, quienes presuntamente realizan dichos actos con consentimiento, encubrimiento o complacencia de la autoridad.
El número de personas desparecidas en Sinaloa es preocupante. Ya hay avances tenemos una tipificación de delito, pero no una legislación adecuada. Lejos está aquella iniciativa que presentó la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa para prevenir, investigar adecuadamente y sancionar la desaparición forzada.
Sí hay avances. Ya está el delito en el código penal, tenemos fiscales especiales, algunos investigadores, laboratorio en genética, caninos especializados, pero la estadística nos abruma. Cientos y cientos de casos más. Cientos y cientos de restos óseos encontrados por familiares de personas desaparecidas no de la autoridad. Restos de hombres, mujeres y más preocupantes aún, restos de niños.
No nos deshumanicemos, no perdamos el sentido de solidaridad, hay que expresarnos, que no nos suceda un caso como el de Jovana y de Dayana.
Este viernes 30 de agosto hay una jornada de expresión de inconformidad, de lucha y de protesta. ¡Ni un desaparecido más! y de los que tenemos desaparecidos queremos investigación adecuada, sanción y la obligación del estado de garantizar la no repetición. Marcha de la Lomita a Catedral, 8:00 horas, conferencia de prensa 9:30 horas y mitin en Plazuela Obregón a las 17:00 horas. Ahí nos vemos.
Por lo pronto nuestra solidaridad para con los familiares de desaparición forzada.
¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!