Ha convocado el senador Rubén Rocha Moya a los funcionarios de SADER a cumplir a la mayor brevedad el cumplimiento del pago de precio objetivo del 2019 de 4 mil 150 pesos y garantizar el mismo para el 2020, cuestión que merece el respaldo de todos y primordialmente de quienes encabezan el gobierno de Sinaloa y responsable de la economía local en general, el gobernador Quirino Ordaz.
Vale la pena el reclamo del senador para refrescar a las autoridades federales la urgencia del pago, porque después de que concluyeran las cosechas todo se apagó y ya nadie recuerda lo que se pactó respecto al “grano de oro” para Sinaloa, resultando que todo quedó en un “pleito ratero”, después de ganado se pierde.
Hoy a diferencia de varios años atrás, la bolsa de Chicago cotizó el precio del maíz a la alza y le dio mayor certidumbre al precio objetivo que se redondeó con los apoyos del gobierno que se pactaron con los productores y que ahora exige el senador Rocha Moya se cumpla.
Y no es para menos, aquí en Sinaloa se produjeron 5.5 millones de toneladas de un volumen nacional de 20 millones de toneladas de maíz blanco, el 25 por ciento de la producción nacional, en una economía local como la sinaloense, con un PIB estatal que burla los 400 mil millones de pesos y, teniendo un impuesto de efecto múltiples en un volumen de ese producto de 60 mil millones.
Por eso no es poca cosa insistir en la exigencia de que se paguen los adeudos del gobierno federal a los productores sinaloenses, máxime con lo aberrante que resulta esa política de subsidios agropecuarios de ponderar la ineficiencia y los bajos rendimientos. Porque la verdad con esa política de siempre, con los precios de las materias primas que favorecen indistintamente a los industriales, y que nunca redundan en beneficios de los productores.
Si se trata de fertilizantes, el precio se mueve en contra del agricultor, lo mismo ocurre con la semilla y en general con los insumos, y en cambio los harineros, tortilleros y productores diversos que explotan las propiedades del maíz, como el caso de fructuosa, los colorantes, sus precios siempre a la alza, vaya ni siquiera los refresqueros bajan algo sus precios.
En general el productor primario sufre en cualquier cadena productiva que se involucra y peor si empiezan a diferenciar entre productores primarios ricos y pobres, como consideran en el gobierno federal a los maiceros sinaloenses, cuando ellos son los últimos que fijan sus precios a contrapelo de los otros agentes económicos que participan en la producción y comercialización.
Lo que se debe hacer es establecer un precio de garantía, que como ocurre en cualquier producto que va al mercado, se establezca la ganancia del agricultor y así nadie vive en las incertidumbres. Ojalá y logre Rocha Moya que se paguen esos adeudos a los maiceros.