En septiembre del 2017, el gobernador del estado, Quirino Ordaz Coppel, tomó la decisión de vender la Casa de Gobierno, y para ello solicitó autorización al Congreso del Estado. El criterio que se adoptó fue que el inmueble no había sido habitado en los últimos siete años; que presentaba severo deterioro y que ya había dejado de ser útil para los fines que fue construida.
Cuando se abrió la subasta para enajenar la Casa de Gobierno, nadie se interesó por ella. El secretario de Administración y Finanzas, Carlos Ortega Carricarte, manifestó que la subasta pública había sido declarada desierta.
El precio de salida era de 37 millones de pesos. La convocatoria se había hecho el pasado 3 de noviembre de 2017, pero nadie acudió a depositar el diez por ciento del valor del inmueble. En abril de 2018, se lanzó la segunda convocatoria para vender la Casa de Gobierno, la cual se declaró desierta por segunda ocasión.
Se hablaba entonces de ordenar hacer otro avalúo, pues al parecer una dependencia federal estaba interesada en adquirir la propiedad. El propio Carlos Ortega, reconoció que el precio era muy elevado, pero que tenía mucha plusvalía, por estar ubicada en la Colonia Guadalupe.
Finalmente en mayo de 2019, el gobernador Quirino Ordaz Coppel, firmó un convenio con Ricardo Rodríguez Vargas, entonces director del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes, el antiguo SAE, hoy transformado en el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, que este organismo se hiciera cargo de subastar la Casa de Gobierno.
El pasado 22 de enero, tras un tercer intento de subasta, el INDEP, dio a conocer que finalmente se había logrado la venta de la Casa de Gobierno en la cantidad de 21 millones trescientos mil pesos. Nada se supo de quien era el comprador. Seguramente, en pos de la modernidad, el viejo inmueble será derribado y en su lugar se construya una plaza comercial.
La Casa de Gobierno albergó a los gobernadores de Sinaloa, como el Gral. Gabriel Leyva Velásquez, Leopoldo Sánchez Célis, Alfredo Valdes Montoya, Alfonso G. Calderón, Antonio Toledo Corro, Francisco Labastida Ochoa, Renato Vega Alvarado, Juan S. Millán y Jesús Aguilar Padilla. Desdeñaron hacer uso de ella, el exgobernador Mario López Valdez y el gobernador Quirino Ordáz Coppel.
La Casa de Gobierno, cuenta con un despacho para el gobernador, una sala adjunta, un salón de reuniones, una alberca y un bar, además del área destinada al uso familiar del gobernador.
Se recuerda a Don Leopoldo Sánchez Célis, pasar largas jornadas laborales, cuando el encontronazo con el movimiento Francisco I. Madero, dirigido por Enrique Peña Bátiz, quien finalmente fue a dar a la cárcel, durante el proceso electoral de 1965, cuando disputaron la presidencia municipal de Culiacán, Ernesto Higuera López y Alejandro Barrantes Gallardo. También fue escenario de cosas jocosas sostenidas entre el hombre del paliacate rojo y su Director de Tránsito, el Tte. Coronel Fernando Ramírez Amador.
Alfredo Valdés Montoya, gustaba despachar en la Casa de Gobierno con reuniones que presidía sobre el desarrollo agropecuario e industrial de Sinaloa, acompañado de su Jefe de Relaciones Públicas, Don José A. Lichter Salido, el tesorero, Raúl Ibáñez Villegas y el Ing. Ernesto Ortegón Cervera, además del conflicto universitario, durante el rectorado de Gonzalo Armienta Calderón. Era sabido que en 1980, las relaciones entre Don Alfonso G. Calderón y el candidato del PRI al Gobierno de Sinaloa, Don Antonio Toledo Corro, no eran buenas. El Gobernador Calderón se oponía a las aspiraciones del “tigre del sur” y apoyaba con toda su fuerza y el equipo de gobierno, al delegado de la S.A.R.H. Lázaro Ramos Esquer, pero no pudo ante la actitud del Presidente José López Portillo, que favoreció a Toledo Corro. Llegaba pues, el tigre del sur, con toda la fuerza presidencial al gobierno de Sinaloa, aspiración que había nacido cuando le disputó a Leopoldo Sánchez Celis, la candidatura del PRI al Gobierno de Sinaloa en el año de 1962.
Ya en campaña, el gobernador Calderón, le ordenó al presidente del del CDE del PRI, Jesús Enrique Hernández Chávez, que convocara a ambos personajes a una cena que tendría lugar en la Casa de Gobierno. El día escogido fue un jueves en la noche, según relata Tónico Pineda en su libro “Pa mis Cuates”. Chuquiqui esperaba a Don Antonio Toledo Corro en el área de la alberca, mientras don Alfonso G. Calderón, aguardaba en el bar. Toledo llegó puntual a la cena. Los dos se dirigieron al encuentro, mientras Calderón abrió los brazos y exclamó ¡mi tigre, mi candidato! al tiempo que se fundían en un abrazo y Toledo decía ¡Alfonso¡ Atrás quedaron los reclamos, entre las paredes de la casa de gobierno.
Toledo continuó a su manera. La campaña y fue electo gobernador y por supuesto hizo uso de la Casa de Gobierno que hoy sabemos, ha sido subastada. Un símbolo del poder y de los gobernadores que en ella vivieron con sus familias y que seguramente será demolida, para dar paso a una plaza comercial.
Con ello, el gobierno de Quirino, nos está diciendo que no le interesó preservar el pasado y que todo se traduce en valores monetarios, alejándose pues, de los valores de la política y sus enseñanzas, que bien le pueden servir para tratar de encauzar la sucesión en Sinaloa, ya que los aspirantes a sucederlo están muy alborotados.