Corea del Sur elevó ayer su escala de alerta por enfermedades contagiosas al máximo nivel ante el aumento de contagios del coronavirus, del que se han reportado 169 nuevos casos y cinco muertes y que ya ha afectado a 602 personas.
El Ejecutivo surcoreano ha decidido activar la alerta roja después de que el número de contagios se haya multiplicado por 20 en los últimos cinco días, especialmente a través del foco infeccioso en el que se ha convertido la sede de la secta religiosa Shincheonji en la ciudad de Daegu (230 kilómetros de Seúl).
Entre los 169 casos reportados ayer, la mayoría de nuevo en torno a Daegu, se han registrado a su vez los pacientes más jóvenes hasta la fecha en Corea del Sur, un niño de cuatro años que reside precisamente en esa ciudad, y otro de solo 16 meses en la localidad de Gimpo.
En la reunión celebrada con miembros de su Gabinete para activar el nuevo nivel de alerta, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, dijo que la epidemia «ha alcanzado un punto de inflexión» y su Gobierno ha dicho que los próximos 7-10 días van a ser cruciales para la evolución de la epidemia.
Moon pidió a todas las administraciones medidas «de una contundencia sin precedentes» de cara a contener el virus. El presidente explicó que las autoridades sanitarias están adoptando medidas «especiales» con respecto a los miembros de la secta Shincheonji, que aglutina 329 de los 602 casos.
El Centro para la Prevención de Enfermedades Infecciosas de Corea (KCDC) considera que el grueso de los contagios relacionados con la secta se produjo en los cultos multitudinarios que el grupo ofició en Daegu, localidad más afectada junto al colindante condado de Cheongdo.
En Cheongdo, el hospital Daenam ha registrado al menos 111 contagios y tres de los cinco fallecidos (ayer se anunciaron dos nuevas muertes) hasta el momento en el país estaban ingresados aquí. Se cree que la infección pudo llegar al hospital por las visitas que fieles de Shincheonji hacen regularmente al centro médico para labores de voluntariado.
Templos cerrados
Moon insistió en que las autoridades, que mantienen en cuarentena a más de 9,000 seguidores de la secta (unos 1,200 muestran síntomas de contagio), están tratando de localizar al número máximo de seguidores para que se les practiquen pruebas.