Ante la persecución política de que fue objeto en 1963, Don Antonio Toledo Corro había abandonado el estado y se refugió en Baja California, donde se dedicó a la industria de la leche y a la operación de una línea aérea. Con el tiempo, conoció a José López Portillo, cuando este era funcionario en la Secretaría del Patrimonio Nacional, luego en la oficina de la Presidencia de la República y en la Dirección de la Comisión Federal de Electricidad.
También tuvo una gran amistad con Carlos Sansores Pérez, quien era gobernador de Tabasco, estado al que invitó a Don Antonio para abrir miles de hectáreas al cultivo, con un extraordinario programa de desmontes. Con la elección de su amigo José López Portillo, como presidente de la república, Don Antonio fue invitado a ser diputado federal y coordinador del grupo de la CNC en la Cámara de Diputados, cargo al que tuvo que pedir licencia para aceptar la invitación presidencial para hacerse cargo de la dirección de Servicios Ejidales, S.A.
Con ocasión del Día de la Bandera el 24 de febrero de 1978, el Presidente de la República, José López Portillo, le comunicó al gobernador Alfonso G. Calderón, que se preparara pues iba a visitar el Fuerte y ahí iba a ser la ceremonia del Día de la Bandera. Don Alfonso llamó a su despacho a este columnista y le ordenó hacerse cargo de los preparativos de los contingentes venidos de todas las sindicaturas y de la cabecera municipal, así como de la ceremonia, la cual se desarrolló bajo la supervisión del Estado Mayor Presidencial. Cuando el avión presidencial aterrizó en la pista municipal de El Fuerte, Don Antonio Toledo Corro venía acompañando al Presidente López Portillo. Ahí estaba muestreando el presidente ante los sinaloenses, a Don Antonio Toledo Corro. Meses más tarde, fue designado Secretario de la Reforma Agraria.
Un año más tarde, por allá en abril de 1979, con motivo de las convenciones de diputados federales, el CDE del PRI, me envió como Delegado Especial al puerto de Mazatlán, para presidir la Convención Distrital Ordinaria, para elegir a Héctor González Guevara. En una comida celebrada en el Restaurante Rolf, González Guevara le hizo un comentario a Don Antonio Toledo Corro, sobre la conveniencia de llevarme a la presidencia del PRI en Sinaloa. Ejecutivo como era Don Antonio, ordenó a su ayudante que lo comunicara con Gustavo Carvajal Moreno, Presidente del CEN del PRI. La llamada no se logró pues, Carvajal Moreno estaba fuera del país.
Con esta actitud, Don Antonio quiso repetir la historia de 1962, cuando metió a Pancho Alarcón a la Liga de Comunidades Agrarias y se le hizo fácil, el tratar de hacer un cambio en la dirigencia del partido, a cargo de Jesús E. Hernández Chávez. Cabe hacer notar que con motivo del cambio de la Liga de Comunidades Agrarias, Don Antonio Toledo Corro, apoyó a Adrián González García, quien perdió ante Homobono Rosas Rodríguez, apoyado por el gobernador Calderón Velarde.
Entonces le expliqué a Don Antonio que no era necesario hacer esos movimientos y que en todo caso ya llegado el momento del destape, el candidato debería hablar con Don Alfonso y podría solicitarme la comisión, cosa que aceptó Don Antonio, no sin antes pedirle a su amigo, Héctor González Guevara, que se mantuviera en contacto conmigo, pidiéndome además que se preparara con los itinerarios de campaña y que quería que lo llevase por todo el estado, durante el periodo de la campaña.
El tiempo corría y se acercaba el plazo en que de acuerdo a la Constitución Política del Estado, Toledo Corro debería presentar su renuncia al cargo de Secretario de la reforma Agraria. “Pero si Toño no renuncia, entonces habría que buscar al próximo gobernador entre otros aspirantes. Narra Tónico Pineda Gutiérrez, en su libro “Pa’ mis cuates”, que “el propio gobernador Calderón intentó hacer lo indecible por impedir que Toledo Corro fuera la carta elegida por el PRI. Inclusive, le llevó al Presidente López Portillo, una lista de nombres en la que no aparecía el de Escuinapa”. La víspera del día en que renunciaría a la reforma Agraria o en que seguiría al frente de la misma, Tónico viajó a la Ciudad de México, para estar junto a Toledo Corro. Cuando pasó al despacho del «Tigre de Escuinapa», le preguntó a quemarropa, ¿Vas a renunciar? Y Toledo Corro contestó: “Depende de lo que digan allá, refiriéndose a Los Pinos y al Presidente José López Portillo. Por si las dudas estoy preparado», señalando su escrito de renuncia que traía guardado en el saco. En ese momento entró una llamada por la Red Privada. Lo llamaba el Presidente López Portillo a Los Pinos.
Tónico permaneció en la oficina conversando con el Subsecretario, el Gonzalo Armienta Calderón. Habiendo transcurrido una hora, volvió a sonar el teléfono de la red. El rostro del hombre de Las Tapias, se iluminó y dijo: “Ya Toño, renunció y ahora se dirige hacia la Secretaría de Gobernación, para recibir instrucciones.
Tónico se regresó al hotel y meditó si debía dar a conocer o no la información de la renuncia de Toledo Corro. Al final se decidió informarlo y envió su columna al periódico El Sol de Sinaloa. ¡Tónico había destapado a Antonio Toledo Corro, como el candidato del PRI al Gobierno de Sinaloa! Al día siguiente era un escándalo tanto en Sinaloa, como en CEN del PRI y en Gobernación. Sonó el teléfono y era Leopoldo Sánchez Celis, quien le dijo a Tónico “mi compadre Toledo está furioso contigo, porque diste a conocer su renuncia y prácticamente lo destapaste como candidato a la gubernatura. Habla con Toledo y aclara todo porque esto puede terminar muy mal. Imagínate que se le caiga la gubernatura”.
Cuando Tónico consideró que había pasado la tormenta fue de nuevo a la Secretaría de la Reforma Agraria, donde la recepcionista de Toledo Corro, le dijo que iba a comer con un grupo de amigos.” ¿Lo anuncio Sr. Pineda?. Hágalo por favor. Y luego pensó para si mismo: Si no me recibe Toño, debo pensar que perdí su amistad”. Personalmente «El Tigre» abrió la puerta y le dijo: “ pasa». Le echó un brazo sobre los hombros y lo llevó a la comida privada. “Provocaste un desconcierto que no tiene precedente. Dar a conocer la noticia de mi renuncia al señor presidente fue una barbaridad, pero por fortuna todo está normalizándose. “Vente a comer con nosotros”, le dijo Toledo a Tónico.
El 28 de abril de 1980, Gustavo Carvajal Moreno, Presidente del CEN del PRI, dio a conocer que los sectores del partido en Sinaloa, se habían pronunciado a favor de Don Antonio, para ser el candidato a la gubernatura. Trataron de disputarle la candidatura, Salvador Robles Quintero, Lázaro Ramos Esquer, Gilberto Ruiz Almada, Alfonso Cebreros Murillo y el infortunado Óscar Orrantia. Aunque el tesorero Roberto Wong Leal también se obsesionó por la candidatura, Don Alfonso no lo incluyó en la lista que le entregó al Presidente José López Portillo