Reportan a Trump con fiebre y fatiga por Covid-19; virus reta a la Casa Blanca

    Ayer viajó al hospital militar Walter Reed, donde permanecerá durante “unos días”.

    Washington.- La pandemia ha supuesto una disrupción absoluta del mundo tal y como lo conocíamos, afectando formas de vida y costumbres, y resaltando debilidades del sistema.

    Ahora, el coronavirus se ha inoculado en el cuerpo de Donald Trump, un contagio que inunda de dudas no sólo a la gestión del presidente de Estados Unidos, sino también al sendero hasta las elecciones que se harán exactamente dentro de un mes.

    Trump, renuente a las precauciones para evitar el contagio, terminó sucumbiendo y dando positivo al virus.

    Ayer viajó al hospital militar Walter Reed, donde permanecerá durante “unos días” por consejo de los médicos, tras reportarse que tenía fiebre y fatiga.

    El mandatario salió caminando de la Casa Blanca y con un cubrebocas. En Twitter, publicó un breve video en el que aseguró estar “muy bien”. Agregó que su esposa, Melania, también contagiada del virus, está “muy bien”.

    La funcionaria de la Casa Blanca Alyssa Farah dijo que el poder no ha sido transferido al vicepresidente, Mike Pence: “El presidente está a cargo”.

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    Antes, el jefe de gabinete Mark Meadows confesaba que el presidente tenía “síntomas leves”, al igual que la primera dama Melania, pero que seguía con su actividad normal y de buen ánimo. Afirmación que se puso en duda cuando se reportó que el presidente no había participado en una llamada con ancianos afectados por el Covid-19 y que fue sustituido por el vicepresidente Pence. Su silencio hizo levantar sospechas.

    El positivo de Trump lo convierte en parte de una estadística escalofriante: es uno de los más de 7 millones 200 mil estadounidenses que se han contagiado de coronavirus. Además, entra de lleno en el selecto (y de discutible honor) grupo de mandatarios que ha sufrido Covid-19, junto al británico Boris Johnson o el brasileño Jair Bolsonaro.

    Retó al virus.

    Trump presumía de una salud de hierro, de unos genes envidiables y excelentes. Su edad (74 años), su género (varón) y su mal estado físico (en niveles de obesidad mórbida) le colocan en un alto riesgo de sufrir una afectación de la enfermedad.

    Expertos aseguran que sus condiciones lo colocan en un hipotético riesgo de mortalidad de 4%, y triplican la posibilidad de que termine hospitalizado.

    Por el momento, el doctor presidencial sólo informó que el mandatario está “fatigado pero de buen ánimo”, y que se le ha administrado una dosis de ocho gramos de un coctel de anticuerpos experimental, junto a un antiácido, zinc, melatonina y vitamina D, así como su aspirina diaria. Melania, por su parte, tiene tos débil y dolor de cabeza.

    La desidia del presidente por los efectos del coronavirus y las medidas necesarias para evitar su propagación, parte fundamental de su peligrosa e ineficaz gestión de la pandemia, acabó afectando al país —lidera la clasificación mundial en muertos y contagiados—, a su entorno y a él mismo. Un presidente que, según una investigación reciente de la Cornell University, es el culpable de 38% del total de “conversación desinformada” sobre la pandemia.

    Hasta el día de la confirmación del positivo, Trump ninguneaba un virus que consideró que era un engaño, que no existía, que iba a desaparecer como un milagro. Tres días antes se burlaba de su rival Joe Biden: “Yo no llevo mascarilla como él. Cada vez que le ves tiene una mascarilla”, en un debate en el que toda su familia rechazó ponérsela a pesar de que era obligatorio.

    (Con Información de El Universal)

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