En un esfuerzo científico récord se ha encontrado la vacuna contra el COVID-19 y paradójicamente, puede resultar más tardado su fabricación, distribución y aplicación que el éxito de la ciencia que parecía mucho más complejo y difícil.
Sí, tal parece que la mayoría de los gobiernos del mundo les ha tomado por sorpresa, sin que exista su preparación para la aplicación del medicamento que permitirá echar a rodar de nuevo al mundo en todos sus engranajes.
Sin duda quienes tienen el mayor reto hasta ahora son los países más contagiados como Estados Unidos, Europa, India, Brasil y México, entre los que están sobre saliendo Estados Unidos y Europa con planes espectaculares que se asemejan a los del fin de la Segunda Guerra Mundial.
El presidente electo de los EUA, Joe Biden, lanzó este jueves un programa con un costo de un billón 900 mil millones de dólares, con tres ejes: salud, empleo y economía.
Para salud 400 mil millones de dólares que incluye producir intensa y masivamente vacunas, aplicar pruebas PCR a los 300 millones de habitantes, inyectar recursos a los hospitales para apoyar al personal, el abasto de insumos y ampliar la cobertura.
Para el empleo 200 mil millones de dólares en cheques de 400 y mil 600 dólares para desempleados y para las microempresas 30 mil millones de dólares. Todas estas medidas con un criterio fundamental: con la pandemia no hay futuro en nada.
Europa se prepara de la misma manera con la disposición del banco central de colocar un billón 500 mil millones de euros para que los gobiernos de las 27 naciones que la integran, dispongan de esos recursos con tasas 0 de intereses.
A estas alturas de la historia y guardando las proporciones del dolor y la tragedia de las víctimas, el plan Marshall que ideó Estados Unidos para reconstruir Europa después de la Segunda Guerra Mundial, se queda chico para estos planes que se están ideando contra el COVID-19.
Por eso es la crítica al gobierno mexicano que no ha dimensionado el tamaño de la pandemia, sus consecuencias y los mecanismos de reacción ante ella. Tal parece que se piensa que por inercia se va a acabar cuando en realidad necesitamos más que nunca, medidas extraordinarias y urgentes.
México no se puede quedar atrás de lo que hacen otros países y permitan que el sufrimiento del pueblo siga creciendo. Es cierto que ya tenemos en el país para el mes de enero un millón de vacunas, pero se requieren 130 millones y frente a la ola de contagios que no se detienen, requerimos medidas más radicales. Ocultar información no nos ayuda.
Urge que el gobierno de AMLO elabore un plan de guerra contra el COVID-19, y un plan de guerra es un plan que se hace porque se hace, las llamadas a misa no bastan y además, se necesita entender que lo prioritario es lo primero y la pandemia lo es.
Se deben obtener los recursos que se ocupan de dónde sean. Para eso se deben dejar a un lado las diferencias ideológicas y problemáticas de todos, por lo que solo debe haber un solo objetivo para todos los mexicanos y para eso necesitamos el liderazgo del presidente de México, lo que lo obliga de inmediato a terminar con el conflicto, la cerrazón y sectarismo respecto a sus opositores y particularmente los empresarios.
La muestra del gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, que tiene 30 millones de pesos para la vacuna esta muy bien y también esta perfecto que el grupo empresarial Coppel done 100 mil vacunas, pero ahora necesitamos llamar a toda la sociedad, como lo hiciera el presidente Cárdenas cuando expropió el petróleo, para que cada quién aporte lo que pueda.
Si no lo hace AMLO, que lo haga el que sea pero nos urge un liderazgo y ojalá surja pronto.