En el valle de dolor provocado por la pandemia del COVID-19, en el momento de su peor azote y con el convencimiento ya de todos que la única salida es la vacuna, por fin el presidente López Obrador ha dado “su brazo a torcer”, después de las diversas presiones de todos lados, que reclamaron la organización nacional para adquirir la vacuna y aplicarla, ha accedido que gobiernos locales y empresas participen, lo que es un logro y un paso importante para poner en acción a toda la sociedad.
Por fin se autoriza que se compren vacunas anti covid-19 a gobiernos y empresas, quedando pendiente aún, deshacer el manejo burocrático de la vacuna, organizar un verdadero plan de vacunación y reducir significativamente la manipulación que se venía desarrollando con la intervención de la 4T.
Se abrió la puerta y ahora es necesario que todos los gobiernos, específicamente aquí en Sinaloa, el gobernador Quirino Ordaz y todos los presidentes municipales, elaboren un plan de compra de vacunas y aplicación de la misma, mediante una comisión que aglutine a empresarios, universidades, iglesias y medios de comunicación, para juntar dinero, salir a comprar vacunas y organizar el plan de vacunación en coordinación con el gobierno federal aquí en Sinaloa.
¿De dónde sacar dinero? De los gobiernos, las empresas y la sociedad. El gobernador dijo que ya tenía 30 millones de pesos, el grupo Coppel anunció que ellos ponían cien mil vacunas, por lo que resta saber cuánto más se necesita.
Sinaloa tiene 3 millones de habitantes, se calcula un promedio de quinientos pesos por vacuna, es decir, 1 500 millones de pesos para comprar el total de vacunas que necesitamos, por lo que los gobiernos estatal y municipales deben informar cuánto van a poner, que los empresarios indiquen el monto que pueden aportar y que se convoque a la ciudadanía a una colecta masiva para que las familias que puedan paguen sus vacunas y con lo que puedan cooperar para otras familias.
¿Que necesitamos endeudarnos? ¡Hagámoslo! Eso no tiene discusión frente a las vidas que se están perdiendo, el sufrimiento ya de millones de enfermos, el agotamiento del sistema de salud y la quiebra económica que hay que detener.
Urge parar la pandemia y aquí no valen pretextos de nada ni de nadie. Vamos hacia una catástrofe mayor de la que ya tenemos, no debe existir ningún titubeo, se trata simple sensibilidad, respeto a los seres humanos y viabilidad a los negocios, el trabajo y la vida social en su conjunto.
Es cierto que todos los días, los sinaloenses y los mexicanos, andamos como “perros y gatos”, alegando hasta por qué sopla el viento hacia un lado y no para otro, que ante la crisis sanitaria todo esto debe acabar o darnos una tregua, para jalar todos juntos.
Es un problema de vida o muerte, eso es fundamental, es lo más serio que hay y debe decidirnos actuar todos juntos. Si no lo hacemos ¿Qué hacemos donde estamos?