Es curioso, pero, como describe Silvio Rodríguez (filósofo, poeta y cantor cubano), hay seres en la vida que son notables hasta que desaparecen y, como si no hubiera existido durante toda la campaña electoral, Tomás Saucedo Carreño, candidato a gobernador por el PVEM, se convierte en personaje político precisamente cuando decide renunciar a su candidatura, como el personaje de “El Papalote” de Silvio.
Y lo que no se había escrito de él, ni de su partido durante toda la campaña, en un solo día corrió más tinta, unos glorificándolo y otros satanizándolo, tanto que lo convirtieron en nota nacional y movió todos los engranes del poder estatal que Tomás nunca sospechó de lo que sería capaz.
Lo que refleja el enorme nerviosismo que priva en las élites políticas, que seguramente junto al COVID, están acabando con el Tafil de tanta incertidumbre y temor que cargan.
No faltó quien lo llamara trasvesti, como si varios no lo hubieran antecedido, como la mayoría que se ha ido al PRI, y ahora, casi le toca al buen Tomás que lo quemen con “leña verde”, como lo hacía la inquisición en el oscurantismo de la ignorancia, los fetichismos y, sobre todo, los intereses del poder y la religión.
A tanto llegó el revuelo que armó Tomás Saucedo que las especulaciones de esos desesperados han hablado de toda una tramoya planeada y orquestada de tiempo atrás por Rubén Rocha “porque no encuentran cómo detener su debacle electoral”.
Pareciera que no se dan cuenta de lo que dicen, que hasta suena ridículo al razonar hasta esos límites, como si la campaña de Rubén Rocha con Morena y el PAS anduviera en los límites del delirio por una probable derrota y no llevara más de diez puntos de ventaja en los sondeos de opinión sobre las preferencias electorales.
Por eso, no se puede interpretar de otra manera tanto escarnio y ataque contra Tomás Saucedo y su decisión de apoyar a Rubén Rocha, más que simplemente están apanicados ante una probable derrota.
“Una noche el respeto bajó y te puso bella corona, respeto de mortales que muerto al fin te hizo persona. Pobre del que pensó, pobre de toda aquella gente, que el día más importante de tu existencia Fue el de muerte”
El Papalote-Silvio Rodríguez