El viernes pasado escribí el artículo “La desesperación del PRI” y la verdad que, al ver un conjunto de sucesos más de ataques recurrentes a Rubén rocha y la alianza Morena-PAS, simplemente concluí: Me quedé corto, el PRI ya está paranoico y puede llegar a la histeria, muy peligrosa por cierto en política.
Es evidente que no encuentra la manera de alcanzar en las preferencias electorales a Rubén Rocha y ha entrado en un tobogán de desaciertos, calumnias y corrupción intelectual y política que les desfigura por completo cualquier perfil electoral democrático, el que haya sido para convertirlos en auténticos monstruos, como lo fuera en el pasado el partido único de estado.
Sí, los tiempos en los que controlaban todo y hacían lo que querían, cuando dirigían hasta al órgano electoral (el árbitro) y mantenían partidos “satélite” como opositores, y cuando enfrentaban fuerzas independientes de ese estado priista, recurrían a la represión y, generalmente, los más burdos fraudes electorales ¿Eso pretenden?
Inventar, producir y publicar historias tan burdas y torpes, involucrando al crimen organizado, como son las reiteradas publicaciones contra Rubén Rocha y ahora “El Químico” Benítez y Jesús Estrada, es simplemente no tener límites de la actual democracia electoral y rebasar con ello las fronteras del control, llevando el proceso no solo a una “guerra sucia”, sino a un pantano.
Y podrán decir “que todo se vale”, pero eso no es cierto, porque el fundamento de cualquier juicio concluyente en la vida y una democracia política es la verdad y esta se construye con pruebas fehacientes y concluyentes hasta donde puedan, pero nunca con la calumnia y la mentira, comprando “testimonios” de mercaderes investidos de “personajes” y sujetos dispuestos a cualquier ruindad por unos pesos.
Hacer eso es simplemente demostrar de qué están hechos y si el candidato del PRI, Mario Zamora, avala toda esa basura política, pues da muestras de su calidad personal y los límites a los que está dispuesto a llegar en su ambición electoral.
En política y en campaña electoral hay muchas cosas que se pueden hacer, como reclutar aspiraciones frustradas, sueños demolidos y hasta confusiones de jubilados que, en sus fijaciones políticas, construyen conspiraciones entre Rocha y Cuén, que se prestan a combatir, aunque se abracen con el diablo, si eso pueden hacer y hasta inventar mítines y reuniones, como si el IEES no los viera.
Todo eso se vale, incluso pretender construir en el imaginario social una realidad inventada por escritores con libreto y no por observadores del quehacer cotidiano. Sí, todo eso se vale, pero ya involucrarse en campaña con calumnias tan burdas y peligrosas que involucren al crimen organizado, eso es simplemente pasarse de la raya, o en el mejor de los casos (si es que lo es), están perdiendo la razón.