AMLO y Quirino, la alianza de la lealtad

    Se sabía, y solo se engañaba el que quería, tanto que desde que se habló de la visita de AMLO, por allá a fines de agosto, está se ubicó en el carácter de cortesía política, tanto que un servidor especuló hasta en que podía acompañar el presidente al gobernador en su último informe en virtud de que apenas un mes atrás ya había estado en Badiraguato, y otra visita no tenía sentido, como no fuera saludar y agradecer al gobernador su apoyo político.

    Pensar de otra manera es no entender la relación que se tejió entre AMLO y Quirino Ordaz desde el 2018, cuando el gobernador de Sinaloa apoyó con todo a MORENA y su candidato presidencial, tanto que sin ser presidente legítimo, Sinaloa fue el primer estado que visitó AMLO y el primer palacio estatal que pisó como tal fue el de Sinaloa.

    Por eso, en reiteradas ocasiones en este espacio hemos insistido en esa alianza, que los días 18 de agosto (AMLO Y QUIRINO lealtad obliga) y 25 de agosto (AMLO LA EVOLUCIÓN la 4 T en riesgo) hicimos énfasis en esa cercanía y en la necesidad que tenía AMLO de fortalecer esa alianza.

    En el primero de los artículos presentamos la conclusión de que AMLO estaba formando no solo un gobierno, sino decantando también por un grupo de poder, aliando a ex gobernadores a su proyecto, como parecían los casos de Alejandro Murat de Oaxaca, Javier Corral de Chihuahua, y quizás hasta el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, quienes se unían al caso del gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz.

    A lo que agregabamos: “Para nadie en Sinaloa es un secreto la sólida relación política y amistad entre el gobernador Quirino Ordaz y el presidente López Obrador, relación que han refrendado en reiteradas ocasiones, por lo que no sería nada irregular su extraordinaria asistencia al último informe del gobernador sinaloense. Y ya encaminados, sería muy normal la invitación a formar parte del gabinete del gobierno federal”.

    “Con ello, el presidente López Obrador estaría amarrando una pieza más a su fuerza política y a su intento de garantizar el referéndum de marzo y su sucesión presidencial el 2024. Ya veremos qué pasa”.

    Y seis días después, el 25 de agosto (AMLO LA EVOLUCIÓN la 4 T en riesgo), dónde insistimos que “AMLO empieza a evolucionar poderosamente de movimiento político electoral a bloque de poder para mantener la continuidad en el gobierno”.

    E insistimos que desde el 2018 ya habían surgido rasgos con alianzas en los estados con algunos de los gobernadores, como el caso de Quirino Ordaz en Sinaloa, como también el pacto de no agresión contra el peñanietismo y el empoderamiento exagerado del ejército en labores de gobierno.

    De dónde desprendimos la primera conclusión de que el efecto inmediato sería contra MORENA, que “pasará de ser un partido de causas a un partido de competencias electorales, hasta convertirse en un partido de poder”.

    La segunda fue que la bandera con que la que convocaron el 2018 “se irá destiñendo en la medida que la lógica del poder se imponga”.

    Y la tercera, de que en esa lógica se abría la ruta para que al final terminaran “negociando la era de la transición y el retorno de la restauración de un modelo que vivió amenazado”.

    Al final no se trataba del pronóstico de una relación entre amigos, sino de un acuerdo inscrito en el proceso de la transición del país que se han propuesto AMLO y MORENA, para lo que requieren un bloque de poder obligadamente, pero lo que están haciendo con estás alianzas, como lo que implica el abordaje de Quirino Ordaz al gobierno de la 4T, no es la de fortalecer ese bloque de poder, sino crear un grupo de poder, que les garantice la continuidad en el gobierno. Mañana le seguimos.

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