El presidente López Obrador en enero perdió el 7 por ciento del apoyo que mantenía y se calcula ya en los 15 días de febrero que se acumula un 6 por ciento más, notas que si se agregan suman ya 13 puntos, que representan una gran caída, y lo más discutible es el arrinconamiento político al que está sometido, que lo refleja vulnerable y reactivo ante los ataques políticos, lo que de suyo representa un obvio debilitamiento.
Esa debilidad que acumula tantos frentes, cuando en el horizonte se dibuja una probable conflagración militar con la posible invasión de Rusia a Ucrania, que ya en automático disparó los precios del petróleo, gas y todos los derivados como gasolina y electricidad, conflicto que es seguro agudizará la crisis económica mundial que provocó la pandemia y meterá en aprietos a casi todos los gobiernos del mundo.
Obviamente va a repercutir en México, más todavía cuando aprieta la 4T para acelerar la definición sobre la reforma eléctrica, acuerpa sus fuerzas con un desplegado de apoyo a 18 gobernadores, que ahora no es descartable que la cámara de diputados y el senado también lo haga, lo que sería riesgoso continuar por esa línea, porque implica la confrontación.
Los problemas del país, que ahora configuran una “tormenta perfecta”, que pasa sobre el gobierno de la república, es muy probable que ya no resista más y requiera una cirugía política que lo reconfigure para retomar las riendas y evitar la ingobernabilidad.
Es cierto que la sociedad se ha polarizado de manera extremosa, lo que debe detenerse porque no se puede seguir tensando la cuerda a extremos de riesgo.
Las cosas ya tocaron los límites, como si la política los tuviera, pero nunca está demás insistir que toda coyuntura encierra esa convocatoria y es obligado, sobre todo para el gobierno que le urge un alto en el camino para hacer un recuento de daños.
Hasta ahora ya explotaron las redes con manifestaciones masivas en contra del presidente López Obrador y con un apoyo en ellos muy pequeño a su favor.
Esto podría representar un quiebre en la ruta política que trazó la 4T y siempre controló el presidente de la república.
¿Hasta qué punto estos atisbos se pueden convertir en tendencia? Es muy probable aún, pero ahí están, la tormenta está configurada y puede estallar. Ojalá y no.