Después de la humillación que han hecho pasar a la presidenta de la alcaldía de Cuauhtémoc en la Ciudad de México, la aliancista (PRI, PAN, PRD) Sandra Cuevas, que además de pedirles perdón a los policías, se le sentenció a llevar terapia para tratarse psicológicamente y pedir disculpas públicas, cosa que prefirió en lugar de seguir separada del gobierno y con riesgo de que perdiera el juicio, mejor la humillación, que seguir el pleito con Sheinbaum en el que también estaba profundamente involucrado Ricardo Monreal, su padrino político.
El caso de Sandra Cuevas ha sido la última tuerca que han apretado para doblar al senador Monreal, y prácticamente sacarlo de la contienda política.
Ricardo Monreal estaba por cumplir el año de no verse con el presidente López Obrador, después de haberse destapado “las corcholatas”, como bautizó AMLO a los precandidatos de MORENA para el 2024, donde no figuró el coordinador de los senadores de la 4T.
Desde entonces se había venido batiendo con su insistente idea de que sería candidato el 2024, y últimamente más preciso al afirmar que sería candidato presidencial.
La gota que derramó el vaso y que le mostró al senador Monreal cómo venía su confrontación con el presidente y la cúpula de MORENA, fue el desaire del 21 de marzo, al no ser invitado a la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, desaire que seguramente lo animó a empujar el acuerdo de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, con Claudia Sheinbaum.
Los encontronazos de Ricardo Monreal con AMLO fueron reiterados y notorios, después de que había sido un asiduo invitado a Palacio Nacional cada semana.
Monreal abrió un frente perspicaz e inteligente que le ganó bonos políticos, por lo menos con la clase política, y elevó la calidad de la presidencia de la Junta de Coordinación Política con su discurso plural, incluyente y mesurado.
Había resistido los desaires del presidente, la detención del secretario técnico de la JUCOPO del senado, José Manuel del Río, en Veracruz, e incluso el aislamiento de la gubernatura de Zacatecas en manos de su hermano, que se hundió en un baño de sangre por la inseguridad, pero los dos golpes de esta semana lo hicieron hincar la rodillas y buscar el perdón de AMLO.
Ya es muy obvio que el coordinador de los senadores de MORENA ha sido sometido y humillado, falta ver si alcanza a recuperar algo de confianza del presidente de la república, cosa que considero muy improbable. Los rencores son malos.