No cabe duda que hoy en día gobernar el estado de Sinaloa resulta más complicado que nunca, y difícil por dónde emprender la iniciativa sin perder el equilibrio, como el juego de las motos en una esfera, donde la ideología no sirve para nada y lo más adecuado es encerrarse en lo local, lo concreto, tangible de realizar, sin malabares, tratando en todo momento que la gente lo entienda, o por lo menos aprecie la maraña.
Quienes crean que llegaron los salvadores de la patria están muy equivocados, y quienes piensan que para desarrollar un gobierno democrático solo se necesita un decreto, que mejor sigan en el aula enseñando el alfabeto.
En un esquema de transición que rompió la 4T al convertirse en la palanca de quienes buscaron la revancha contra quienes les rompieron el esquema de acumulación salvaje sin objetivos, más que eso y empoderarse tanto con el gobierno de AMLO sin ton ni son, han producido un caos político de incluso ir contra la modernidad, el desarrollo y la democracia, que ha puesto de cabeza al país.
Porque el problema no es como dice el presidente López Obrador, de que el conflicto está entre “buenos y malos”, claro que no, el problema es cuál es la eficacia y productividad social de todos ¿Qué tanto el país avanza y se proyecta? No solo qué tanto apoyan tales y cuales y se convierten en mayoría para dominar al conjunto.
Eso es burdo maniqueísmo que, traducido a las entidades del país, no creo que exista diferencia alguna entre los gobernadores y que sea más fácil de gobernar que el presidente de la república.
El gobierno de Rubén Rocha llegó el primero de noviembre pasado y tenía tres años MORENA siendo mayoría en el congreso de Sinaloa y gobiernos municipales, habiendo un gobierno estatal del PRI con Quirino Ordaz Coppel, que en esos primeros tres años MORENA intentó con relativo éxito desmontar las contrarreformas de Quirino Ordaz que realizó en 2017 para hegemonizar con su gobierno, tanto la administración pública como a las fuerzas políticas, para lo que realizó una “operación relámpago” apoderándose de la Auditoría Superior del Estado (ASE) antes de tomar posesión, reformó la ley de obra pública para asumir el control total y centralizó todos los órganos autónomos y las empresas paraestatales y paramunicipales.
Con una legislatura de mayoría priista durante dos años se apoderó del control de todo y cuando llegó MORENA con su mayoría en el congreso y a gobernar el 75% de la población en los municipios, allí empezó la guerra que poco a poco perdió Quirino con una sólida ofensiva de la diputada Graciela Domínguez Nava que encabezaba a los diputados de MORENA, pero el gobernador Quirino había pactado antes del resultado del 2018, cuando el sector del PRI de Peña Nieto se alió a AMLO y allí se acabó el pleito, el gobernador Quirino Ordaz pidió ayuda para que le aprobaran el presupuesto 2019, después vetó los decretos sobre suspensión de cuentas públicas que le endilgó el congreso y, al final, el ahora exgobernador se convirtió en miembro del gobierno de AMLO como embajador en España, luego que ayudó al gobernador Rubén Rocha a ganar su elección.
Y como ingrediente que irritó la contienda a gobernador al seno de MORENA, fueron los conflictos primero con “El Químico” Benítez, Jesús Estrada Ferreiro y Gerardo Vargas Landeros, para cerrar el anillo con la alianza MORENA – PAS, conflictos que ya hemos visto las reacciones y que aún se desconoce el resultado final, pero de que es un problema serio al seno de MORENA lo es.
Al final del día, tenemos una relación muy complicada con el gobierno de la república, segundo un gobierno estatal con las manos atadas ante el gobierno anterior, tercero una relación con fracturas de poder al seno de MORENA muy irreconciliables, y cuarto ¿Cómo dar respuesta a los problemas de los municipios en un contexto de reducción severa de recursos fiscales y sin poder pensar en proyectos a escala que puedan contribuir a detonar y elevar la economía local? Muy difícil, mañana le seguimos.
