Hoy, tan revueltas las aguas políticas, que indican que el expresidente municipal de Culiacán está a un paso de pisar la cárcel, y que El Químico Benítez está a punto de perder la presidencia municipal de Mazatlán, en el ambiente político que, especialmente al seno de MORENA, se habla y especula sobre quién impulsa todos estos movimientos, y hay diversas opiniones que al final coinciden.
Es obvio que el 2018, cuando MORENA ganó todo el gobierno de Sinaloa, con excepción del gobernador, encabezan este movimiento «El Químico» Benítez, Jesús Estrada Ferreiro y, de alguna manera, como invitado «El Billy» Chapman, con el senador Rubén Rocha ya decantado para desplazarlos con la candidatura a gobernador, quien se alió con Feliciano Castro, que a través de su experiencia política dirigían el Congreso del Estado, alianza que finalmente llevó a uno a ser gobernador y a otro coordinador de los diputados de MORENA y líder del congreso.
Obviamente, ya en conjunto después de la elección de junio del 2021, entre ambos definieron la composición de la administración estatal, y de algunos municipios, asumiendo conjuntamente el poder del gobierno de Sinaloa.
Ciertamente en el camino, al integrar el gabinete, se toparon con otros personajes, leales y aliados a los que dieron cabida, conjuntándose una amalgama de fuerzas e intereses que pensaban distinto. Fue así como se deshicieron de Héctor Melesio Cuén, Jesús Estrada Ferreiro y ahora caminan rápido sobre el Químico Benítez.
Es evidente que en la alianza Rocha-Feliciano el gobernador aparece como el líder de la “última palabra”, pero también es el personaje con menos interés político a futuro, como no sea garantizar la lealtad de su sucesor para un retiro tranquilo de la política.
Entre todas esas voces, hay quienes consideran al secretario general de gobierno, Enrique Inzunza, el otro factor silencioso y ladino, que poco a poco, desde la administración del gobierno, construye su liderazgo político y que no es descartable su incidencia en esta ofensiva política.
Sin embargo, la mayoría de opiniones (morenistas, por supuesto), se inclinan a que Feliciano Castro, desde el Congreso del Estado, es quien tiene más capacidad de maniobra, incluso para entrampar al gobernador y debilitarlo en su relación, al extremo de considerar que hasta presiona para resultar nominado como próximo senador de la República, por encima de Enrique Inzunza Cázarez.
Tanto, me comentó un guasavense, que así como han armado los expedientes de Estrada Ferreiro, del Químico Benítez y del Billy Chapman, no descarten que todo el desorden administrativo y financiero que dejó Quirino Ordaz lo utilicen para crear un conflicto en los acuerdos que AMLO y Rocha hicieron con el exgobernador.
En lo personal, desde hace tiempo he sostenido la idea de que al final el grupo que encabezan Rubén Rocha y Feliciano Castro, son parte del grupo político histórico del PRI, que ha dirigido Sinaloa los últimos 25 años, y que estas operaciones políticas caminan en esa lógica.
Pero afirmar, como algunos lo hicieron, que Feliciano Castro es quien opera la política y decisiones del gobernador, me parece muy exagerado, sin restarle por supuesto los méritos y peldaños que ha escalado, que son bastantes.