En el contexto actual, ya de salida de la pandemia de COVID-19, que afectó a México con el 4° lugar mundial de índice de mortalidad y a Sinaloa el mayor porcentaje proporcional nacional del número de muertos, tantos que se reconocen por las cifras oficiales de la secretaría de salud un poco más de diez mil fallecidos en Sinaloa, sin considerar la estimación que algunos científicos señalan que fueron 15 mil muertos.
10 mil o 15 mil muertos por COVID-19 en Sinaloa es quizá la peor tragedia que haya vivido el estado, tragedia que le tocó al gobierno de Rubén Rocha contar y enterrar los últimos muertos, al mismo tiempo que culminaba el proceso de vacunación y la salida a la normalización de la vida de la sociedad sinaloense.
Fue terrible el dolor, sufrimiento y lagrimas de decenas de miles de familias que perdieron seres queridos, que sufrieron el flagelo del COVID-19, que perdieron su patrimonio, como también salió a flote lo más valioso de la condición humana: La solidaridad.
Sí, la solidaridad de todos los trabajadores del sector salud, que arriesgaron sus vidas y decenas la perdieron, pero sin duda fue una batalla ejemplar de esos héroes de blanco, a los que aún no se reconoce suficientemente su valía.
Así como esos héroes de blanco que manifestaron lo mejor de la condición humana, como decía la madre Teresa de Calcuta, “ama hasta que te duela, si te duele es buena señal”, también tuvimos la otra cara de la moneda: La ruina de muchos negocios, destrucción de empleos y la fragilidad de los hospitales.
Situación ante la que, a diferencia de “las batas blancas”, se mostró la apatía del gobierno de Quirino Ordaz Coppel, insensibilidad de muchos y la rapiña de los menos, que si hubiera existido un gobierno estatal empático con el dolor social, quizá el final hubiera sido distinto.
¿Cómo explicar no invertir de emergencia en los hospitales? ¿quién le hubiera negado un crédito al gobierno de Sinaloa? ¿Por qué no se promovió la unidad de los más poderosos para ayudar a los más débiles? Y lo que es peor ¿Por qué no se terminaron los hospitales? El hospital general rumbo a Imala, el hospital pediátrico de Culiacán y el centro de salud de Culiacán.
Y con justa razón me cuestionarán ¿Y qué tiene que ver Rubén rocha en ello? Muy sencillo: Hacer muchas cosas que no hizo Quirino Ordaz, o que las hizo mal. Por ejemplo, terminar a la mayor brevedad de equipar a esos hospitales y no hacer inauguraciones huecas como la que se hizo en el hospital del niño de Culiacán. Elevar también las condiciones de los trabajadores no solo de sus ingresos, sino también de las condiciones de trabajo.
O el caso de los negocios que se afectaron con los que urge recuperar el nivel económico, por lo menos del 2019 y salir del último lugar del país en crecimiento económico.
Tampoco podemos obviar la conducta del gobierno federal, que le sirvió al gobierno del estado para su apatía social, conducta que minimizó la pandemia y menospreció las urgencias de la emergencia sanitaria.
Por eso, es vital que el gobierno de Rubén Rocha reconozca esta crisis sanitaria y todos sus episodios, porque falta mucho por hacer para recuperar la calidad de los servicios de salud de nuestro estado.
Y por eso no podemos ser callados ni sumisos ante el gobierno federal. Sí colaborar, trabajar juntos, pero no admitir un trato donde no se cumpla la ley como ha ocurrido con los presupuestos aprobados, tanto federal como estatal, que no se cumplen y a veces hasta se gasta en otras cosas.
Ojalá y prive en el gobierno de Rubén Rocha la certeza de lo justo en todo y la aplicación de la ley. Ojalá.