A veces quisiéramos ser como aquellos seres capaces de leer la mente y saber, en este caso, qué piensa el gobierno de Sinaloa, específicamente el gobernador Rubén Rocha y su secretario de salud, Dr. Cuitláhuac González, que no se les ve ninguna reacción ante la situación por la que atraviesa la pandemia del COVID-19 y no sabe la ciudadanía qué medidas están organizando para su control y abatimiento.
A veces dan miedo, y no porque sean unos “caradura” los funcionarios, sino porque no sabemos qué hacen o van a hacer al respecto, cuando los signos de una nueva crisis del ataque del virus son evidentes, y peor aún cuando todos sabemos que los efectos protectores de las vacunas se están agotando.
Máxime que el gobierno de la república, no le ha permitido a ningún gobierno estatal adecuar a sus propios contextos algunas medidas particulares, y de eso quizá se aprovechen quienes son indolentes para tomar iniciativas.
Pero es curioso, son muy malos cuando se vive los momentos más álgidos y difíciles, que cuando las cosas se componen solo atinan ocurrencias, como sucedió cuando establecieron el fin de la obligatoriedad del “cubrebocas”, como si hubiera terminado la pandemia, teniendo en puerta la temporada de influenza, el otoño y el invierno, de por sí factores más adversos para eliminar el COVID-19.
Hoy, según los oficios de la secretaría de salud federal, estamos en una sexta ola de la pandemia con las nuevas variantes (como la kraken) y con riesgos de una implosión de la pandemia que se pueda producir en China y volver a una crisis como la que vivimos en años recientes.
Para eso los científicos mexicanos ya están advirtiendo y proponiendo medidas como: volver a vacunar a todo mundo, porque los efectos antivirus están disminuyendo; segundo, introducir al país y facilitar el llamado PAXLOVID, medicamento que combate la infección por COVID-19; tercero, vacunar a todos los niños; y cuarto, que se eleve el presupuesto y apoyos al sector salud.
Vale la pena detenernos un poco porque hay quienes cuestionan severamente el por qué el gobierno mexicano compró la vacuna “Abdalá” que crearon médicos cubanos sin estar certificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y es la única con que cuenta, cuando ya hay condiciones en el mercado internacional para adquirir las más eficaces, como son las de Pfizer y la de laboratorios Moderna. ¿Por qué cometer ese error?
Perdón por la insistencia que quizá raya en la impertinencia, pero creo que es preferible insistir en estas irregularidades y errores del gobierno, a que en un momento volvamos a los cuadros de pánico, dolor y muerte del 2020 y el 2021, cuando 15 mil sinaloenses, se estima, perdieron la vida, aunque oficialmente hablen solo de diez mil.
Hoy, que vivimos momentos de tanto miedo y terror, provocado por el enfrentamiento entre el ejército y el crimen organizado, resulta mucho más tétrico el escenario, a lo que hemos vivido con la pandemia y eso nadie lo debe olvidar.
Cuando se habla de los “jueves negros”, estoy de acuerdo que no debieran ser, pero ¿Y la magnitud de la pandemia? ¿Cómo olvidarla?… Y tan pronto, se me hace absurdo.
Los invito a compartir la mesa de análisis político que dirige el Dr. Héctor Muñoz los lunes, miércoles y viernes a las 6:30 de la tarde, con la participación de los analistas Fernando Camacho, Leonel Solís, Oswaldo Villaseñor y un servidor. Los esperamos en Facebook dr hector muñoz
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