La narcoguerra, ¿una batalla perdida?

    Foto: Especial.

    Ya vamos para medio siglo en Sinaloa, en que el narcotráfico se convirtió en un problema de violencia e inseguridad, hasta llegar a los momentos e vivimos el pasado 5 de enero, que han sido los peores en este periodo, que nos muestra el rostro de una guerra perdida y el fracaso rotundo de todas las políticas de seguridad pública de todos los niveles de gobierno.

    Desde que se inició la prohibición del cultivo y venta de estupefacientes, por allá en 1953 cuando terminó la guerra de Corea y en México se inició la campaña del ejército mexicano para erradicar el cultivo y tráfico de mariguana y goma de opio, también empezó esta guerra, que desde entonces ha tenido múltiples episodios violentos, en los que al paso de cada uno de ellos la sociedad ha sufrido y se ha transformado hasta el punto de ser permisivo al fenómeno y los gobiernos cómplices, y por consecuencia incompetentes ante la violencia e inseguridad que produce esta actividad.

    Yo creo que, si continuamos con la inercia de los acontecimientos y sus circunstancias históricas y concretas, más temprano o más tarde volverá otra situación similar o peor, precisamente porque la sociedad ha sido derrotada culturalmente y ha permeado por los poros e intersticios de su piel la narcocultura que ha contaminado todo y producido una sociedad enferma.

    Y en esto ha sido fundamental el pésimo rol de los gobiernos de todas las épocas, y a todos los niveles, que se convirtieron prácticamente en socios y cómplices de un negocio que ha llegado a ser una gran empresa transnacional.

    Esa mutación de un simple negocio de familia, se ha convertido en una corporación que mueve capitales tan grandes como las mayores empresas que existen en el mundo, tanto que se les ha considerado, después del mercado de armas y la industria petrolera, el tercer negocio más rentable del mundo, lo que de suyo significa un poder inmenso y una capacidad de acciones impresionante.

    Por eso el tema no es de Sinaloa, ni del país, es un problema multinacional y como tal se debe tratar, sobre todo rompiendo la fórmula para su combate aquí en México: La prohibición, la persecución y la violencia, fórmula que está comprobada solo ha provocado una espiral ascendente en todo.

    Violencia, corrupción, drogadicción, degradación y devaluación de la sociedad son los rasgos que dibuja esta política infinita que no impone paz, ni estado de derecho, ni sociedad fortalecido.

    Si Colombia fue capaz en un periodo de cinco años de firmar un pacto entre todos los grupos armados, que algunos ya tenían más de 50 años como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que tenía a aquel país, junto con el narcotráfico, en un mundo de violencia cotidiana, pacto que ha llevado a aquel país en una paz muy promisoria, que todas las fuerzas políticas aceptaran, y hoy Colombia se ha convertido en otro país, tanto que existen cultivos de coca legales y productores de heroína legales también ¿Por qué México no puede hacer esos esfuerzos?

    Comentarios