El fin de semana pasado arrancaron las precampañas electorales en los estados de Coahuila y el Estado de México, mientras que el mismo día el secretario de gobernación, Adán Augusto López, reunía a 16 gobernadores de MORENA, que incluyó a Claudia Sheinbaum y Mario Delgado, el presidente nacional del partido, donde declararon primero que se trata de una reunión para establecer “piso parejo” en los estados para las corcholatas de MORENA, y después para intentar tapar el delito electoral que cometieron, salieron con una carta firmada por Mario Delgado, donde se les solicitaba a todos los gobernadores que recibieran y atendieran a todos sus precandidatos presidenciales.
Ni legalidad, ni “piso parejo”, si no “otra raya más al tigre” de todos los delitos electorales que están cometiendo MORENA y el gobierno de López Obrador en aras de sostener sus posiciones políticas, generando más condiciones para ganar Coahuila y el Estado de México este 2023 y preparar la gran victoria del 2024.
La visión patrimonialista, autoritaria y antidemocrática de ejercer el poder público por el presidente López Obrador y la 4T en todas sus expresiones, sintetizada en aquella frase que le salió de lo más profundo la presidente: “No me vengan ahora con que la ley es la ley”.
Es cierto que toda esta conducta es producto de la visión ideológica de que MORENA, la 4T y AMLO son “salvadores de la patria”, pero también encierra grandes temores, que su fanatismo político, combinado con el miedo de las derrotas electorales, los está desquiciando y los excesos políticos son más recurrentes y descarados.
Hasta ahora no tienen límites y no parece que lleguen a tenerlos, porque por más evidencias que presenta la realidad de la sociedad, son incapaces de reconocer absolutamente nada de sus errores, fracasos, desatinos y malos gobiernos, que no atinar las heridas de la sociedad que sangran por todos lados y en todo el país.
No sé usted, pero yo no conozco ninguna autocrítica, ninguna aceptación de nada de los demás y ningún retroceso en ningún aspecto, al extremo que ni lo más burdo y doloroso, como es la inseguridad y la violencia que crece en todos lados la reconozcan.
Nada, absolutamente nada son capaces de admitir, y quien niega la realidad está condenado a seguirse equivocando, a seguir cometiendo errores, y eso es lo que está hundiendo a la 4T y a López Obrador.
La oposición todos saben que también es un conglomerado político maltrecho y con muchos obstáculos para mejorar su organización política, iniciativa y propuestas sociales, por lo que no es ella la que por si está creciendo, sino por esa política fracasada de la 4T y AMLO que ha provocado una tendencia política de la sociedad, que cada uno se inclina a favor de ella y en contra de MORENA y el presidente López Obrador.
Tienen poco más de tres años que van de mal en peor, actuando como el “churrero de Guamúchil”, el que se sacó el premio mayor de la lotería nacional un 24 de diciembre, no e sí de 1962 o 1963, que luego luego agarró los chirrines, el alcohol y frecuentó los prostíbulos, donde tiró en pocos días aquella fortuna.
Así le ha pasado a MORENA y la 4T, cuando en julio de 2018 más de 30 millones de electores les dieron su voto y desde entonces para acá han tirado quizá más de la mitad de ese capital político, creyendo, quizá como el churrero, que no se les iba a acabar, cuando la sociedad ya les dijo el 13 de noviembre en las marchas por todo el país en defensa del INE, “párenle” y no han entendido. Ya veremos el próximo 2 de junio en Coahuila y el Estado de México.