Para José Carlos, Lupita, Miguel Arturo y toda la familia Aguilar Montoya, vaya nuestra solidaridad por el fallecimiento de Ricardo Alonso. Descanse en paz.
Hoy, después de una semana de instalado el 77° periodo de la asamblea general de la ONU el pasado 13 de septiembre, prorrogada para continuar sus trabajos hasta hoy 20 de septiembre por motivos de las exequias a la reina Isabel, y que concluirá el día 26, México estará presente a través de su canciller Marcelo Ebrard y es muy probable, que reedite el discurso del presidente López Obrador del pasado 16 de septiembre en los festejos de la independencia nacional.
Ojalá que el canciller no repita el discurso del presidente y se ubique en la realidad del contexto internacional e histórico, porque de ser así, se repetirá la retórica fundamentalista y ahistórica de la 4T, que será sopor para los representantes de muchos países y más atole para los crédulos.
Es muy difícil que el canciller Ebrard omita el discurso del presidente López Obrador porque no pueden hablar de nuestra realidad y el presidente se muestra insensible ante los hechos de violencia e inseguridad que prevalecen en el país y se niega a escuchar las voces que lo indican, lo gritan y le proponen acciones ante esa creciente masacre impune de mexicanos, como si aquí no pasara nada.
Y que creen que sus medidas para militarizar aún más el país son soluciones y que lo que provocarán será profundizar el contrasentido que asumieron en su tiempo Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, que desde entonces ya habían fracasado.
El argumento de que la sociedad necesita al ejército en las calles y reforzado por la guardia nacional como un destacamento más, es no entender ni la historia, ni la esencia, ni la experiencia reciente fracasada de los militares, para seguir peor.
Y de lo que se trata, cuando se sigue la misma lógica de Calderón y Peña Nieto, es simular y usar toda la parafernalia de un ejército patriótico, honrado, respetuoso de los derechos humanos y civiles, para simplemente elaborar una estrategia política electoral que divida a la oposición como lo han hecho.
Los senadores y la suprema corte tendrán la oportunidad de frenar esta paranoia política que ojalá lo logren, porque de no ser así y empoderar aún más a las fuerzas armadas al final resultará un suicidio político.
Seguramente el Papa Francisco, el presidente hindú y el líder de la ONU se van a sorprender porque los tres, incluido el presidente de Turquía, desde el primer día de la invasión rusa han sido los más activos en contra de la violación al orden internacional, como ya lo fue la condena a Rusia casi unánime de la última asamblea (76°) de la ONU. Ojalá y el canciller Marcelo Ebrard deje la olla en México.