La captura el pasado 15 de julio del capo mexicano Rafael Caro Quintero estuvo precedida de doce operaciones fallidas desde 2013, algunas de ellas obstaculizadas por filtraciones mexicanas de alto nivel, apuntó este sábado The Washington Post.
Entre 2013 y 2022, y en un momento en que la recompensa por información que facilitara su arresto pasó de los 5 a los 20 millones de dólares, Estados Unidos y México habían efectuado esas doce operaciones frustradas, según oficiales estadounidenses activos y retirados.
“Muchas no habían sido comunicadas anteriormente. Los oficiales estadounidenses creen que fueron bloqueadas por filtraciones mexicanas de alto nivel, una señal de que el Gobierno mexicano lo protegía”, apunta el periódico en su relato del arresto.
Fundador del Cartel de Guadalajara, Caro Quintero, de 69 años, fue uno de los principales capos en la década de 1980 y de los primeros en enviar droga a gran escala a Estados Unidos. Fue detenido en el municipio de Guachochi, en el norteño estado de Chihuahua.
Los oficiales estadounidenses consultados por The Washington Post bajo condición de anonimato señalan que habían identificado hace tiempo que vivía en Sinaloa, a pocos kilómetros de una base militar mexicana y en un pueblo que controlaba “como un feudo”.
Caro Quintero se movía en moto y en quad, escoltado por un equipo de seguridad que rotaba cada semana, y la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA) había convertido en informadores a algunos familiares “e incluso sabía qué caminos tomaba para visitar a sus novias”.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, negó este pasado lunes que la DEA tuviera “injerencia directa” en la captura y sostuvo que no proporcionó tampoco información sobre la ubicación del capo mexicano, el más buscado por la DEA por ser presunto responsable del asesinato de su agente Enrique “Kiki” Camarena en 1985.
La primera operación de la fuerza operativa RCQ, bautizada así por las siglas de Caro Quintero, había tenido lugar en 2015, según The Washington Post.
Agentes de la DEA y marines y soldados estadounidenses aterrizaron entonces en Babunica, en el estado de Sinaloa, pero en ese momento tanto el capo como su gente habían huido. “Vivía como un campesino”, relató un oficial estadounidense al diario.
La investigación que condujo finalmente a su arresto empezó a perfilarse “al menos” hace ocho meses y contó con agentes antidroga estadounidenses y con veteranos de las fuerzas especiales de la marina mexicana.
La detención de Caro Quintero se produjo días después de la reunión del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, con su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, en Washington, que tuvo lugar el 12 de julio.
Desde México se ha negado que la captura tuviera relación con ese encuentro bilateral. Según The Washington Post, agentes de la DEA estuvieron pendientes de la operación pero no sobre el terreno cuando se produjo.
El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, llamó este viernes por teléfono al canciller mexicano, Marcelo Ebrard, para agradecer el arresto y hablar sobre la esperada extradición, sobre la que ambos, según el Departamento de Justicia, reiteraron su compromiso.