Hace unos diez días, el diputado Feliciano Castro, enfático y categórico, dejó claro que MORENA iría “en alianza con el PRI hasta el final”, referido por supuesto a los acuerdos que la fracción parlamentaria que encabeza, ha construido con el PRI, como parte de la necesidad de una mayoría constitucional (dos terceras partes), que toda mayoría parlamentaria aspira.
Estos acuerdos evidentemente no son inherentes solo al Congreso, sino a todo el gobierno, precisamente porque las decisiones del Congreso del Estado impactan a todas las instancias de gobierno, por lo que el gobierno estatal es parte de estas decisiones políticas.
No falta quien pegará “el grito en el cielo” cuando se trata tan solo de un compromiso para fortalecer la gobernabilidad que MORENA debe construir en los municipios y el estado.
Parte de estos acuerdos también es la recomposición del gobierno estatal con nuevos integrantes provenientes del PRI, como lo refleja la reaparición del exgobernador Jesús Aguilar.
Todo ello son componentes de una alianza estratégica que se construyó desde 2018, cuando el gobierno de Enrique Peña Nieto decidió apoyar a AMLO y MORENA, y aquí en Sinaloa Quirino Ordaz Coppel la materializó, tanto que fue invitado al gobierno de AMLO y hoy es embajador en España.
Estas decisiones de alianzas entre MORENA y este sector del PRI, se hicieron patentes cuando inexplicablemente se rompió la alianza con el PAS y Héctor Melesio Cuén, misma que se había forjado en la campaña electoral.
Por eso el diputado Feliciano Castro es categórico en su expresión de “ir hasta el final con el PRI”, porque representa dicha alianza esa mayoría constitucional que le da al congreso del estado estabilidad en sus decisiones, igual que al gobierno estatal y las políticas que MORENA impulse.
Y estas decisiones de MORENA, el gobierno y los diputados de MORENA y el PRI, como todas las decisiones que se asumen en política, en sí mismas no son buenas ni malas, sino por los resultados que producen y ese es un asunto que con el tiempo se evaluará.
Por ejemplo, hasta qué punto la transparencia y rendición de cuentas mejorará, cuando ya tiene cinco años y medio la Auditoría Superior del Estado, quien fue impuesta por el PRI y solo se ha dedicado en su desempeño a obstaculizar la labor de rendición de cuentas que impulsa MORENA desde el 2018 que se convirtió en mayoría legislativa y los funcionarios han sido parte de un boicot a esos esfuerzos. Ya lo veremos si se subordina la política a los compromisos.