Con sumo pesar, expreso a la familia de nuestro amigo, Lic. Jesús Aguilar Padilla, nuestra solidaridad por su lamentable deceso. Descanse en paz.
El que empezó todo el mitote de que se reformaría la ley orgánica de la UAS, fue el diputado Feliciano Castro, cuando introdujo en la agenda legislativa del cuarto periodo ordinario de la 64 legislatura, que da inicio el 1° de abril, el punto de reforma a la ley orgánica de la UAS, que sonó como “rayo en cielo sereno” y de ahí se desató una guerra de declaraciones, de aquí y de allá, que parecían un juego de quién decía la mayor imprudencia.
A la respuesta al anuncio del diputado Feliciano Castro, presidente de la junta de coordinación política, el rector Madueña, que para reformar la ley orgánica de la UAS era indispensable una consulta a la comunidad universitaria, a lo que ni tardo ni perezoso, el diputado Castro Meléndrez respondió “serénese señor rector”, como si la imprudencia no tuviera límites, y ahora sí, el rector Madueña fue hasta la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior), que le envió un oficio de acuerdo en el que recordaba al congreso de Sinaloa el carácter de la autonomía universitaria y los procedimientos para reformar su ley orgánica, mediando en este “tira y afloja” entre el diputado y el rector, el gobernador habló con el rector de la UAS y aclaró la situación, que pasados los días el gobernador Rubén Rocha en la “semanera” del pasado lunes 30 de enero volvió a la carga contra la UAS, cuando ya parecía tranquilizado el panorama, enojado específicamente por el oficio que le envió la ANUIES, descargando contra la UAS y sus autoridades su encono por ello, amenazando con enviar la iniciativa de reforma y que le pagaran los 100 millones de pesos que les prestó a principios de enero.
En fin, una cadena de denuestos e imprudencias que sin existir prácticamente ningún indicio inmediato, como no fuera el anuncio del diputado Feliciano Castro, se ha desatado una tempestad política que preocupa a todos, porque un conflicto de esas proporciones nadie gana y todos pierden, pero lo peor son las consecuencias para la UAS y la juventud que en ella se cultiva.
Pareciera que ese tipo de declaraciones son como cuetes que truenan en una banqueta, y sin reparo alguno los actores políticos empiezan a sacar sus armas, como si esa fuera la salida a los problemas en una sociedad tan polarizada que parece estamos perdiendo la capacidad de raciocinio, la ausencia de diálogos, construcción de argumentos, puentes de encuentro y la conciliación tan vital para superar controversias.
De por sí la vida del país cada día se complica más, y aquí, en el terreno local, donde se supone existe mayor cercanía y posibilidades de acuerdos, se dan estas reyertas mediáticas, por ahora, que se nos pueden salir de control.
Tiempo, espacio y reglas existen para abordar cualquier problema de la UAS, entre el gobierno y la UAS y las nuevas necesidades que pueda demandar la sociedad ¿Por qué tanta imprudencia?