Con el incremento de casos diarios de Covid-19, cada vez son más personas las que deciden intensificar los protocolos de higiene y prevención del contagio en sus respectivas casas, oficinas, locales y escuelas.
Como se sabe, de las medidas más implementadas se encuentra la limpieza y desinfección de superficies.
¿Cómo inicio?
En los primeros estudios científicos que se realizaron sobre este nuevo virus se concluyó la posibilidad de que sobreviviese en algunas superficies hasta por tres días.
Incluso la Organización Mundial de la Salud puso especial énfasis en la transmisión superficial como un riesgo. De esta forma los protocolos sanitarios se configuraron en torno a la idea de comprar productos como aerosoles para llevar a cabo esta tarea.
¿Fue dinero tirado a la basura?
En el caso de Sinaloa, los gobiernos invirtieron cientos de miles de pesos pagados a empresas para la sanitización de espacios públicos. Se recorrieron calles, avenidas, donde se rociaron miles de litros de químicos, como el cloro a objetos en la vía pública.
No obstante, numerosas investigaciones han desvelado evidencias científicas que ponen en duda la efectividad de estas medidas.
Los periodistas de The New York Times Mike Ives y Apoorva Mandavilli, quienes en su artículo “El coronavirus se transmite por el aire en interiores. ¿Por qué seguimos limpiando superficies?, publicado el 18 de noviembre, han recopilado una serie de testimonios y estudios que advierten que el aire es la principal vía de propagación.
«Hay poca o ninguna evidencia de que las superficies contaminadas puedan propagar el virus», declaran los periodistas, señalando que el virus podría permanecer en el aire durante horas en pequeñas gotas, infectando a las personas mientras inhalan, particularmente en espacios interiores abarrotados con poca ventilación.
Entre los expertos mencionados en el artículo se encuentra el Dr. Kevin P. Fennelly, especialista en infecciones respiratorias de Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, que critica el desperdicio de tiempo y dinero en desinfectar superficies, cuando realmente se debe prestar atención a la transmisión aérea.
Por su parte, Shelly Miller, experta en aerosoles de la Universidad de Colorado Boulder, sostuvo:
«Los virus se emiten a través de actividades que rocían gotitas respiratorias: hablar, respirar, gritar, toser, cantar y estornudar. Y los aerosoles desinfectantes a menudo están hechos de químicos tóxicos que pueden afectar significativamente la calidad del aire interior y la salud humana».