Un diagnóstico sin perspectiva es un camino sin ruta, ni más ni menos, lo que nos dibujó el presidente López Obrador en su cuarto informe de gobierno el día de ayer, como si no supiera qué le espera en los dos años que quedan de su gobierno y que su discurso de la certeza se transformó en el discurso de la incertidumbre y la inestabilidad, que día tras días avanza con las complicaciones del país.
El triunfalismo de AMLO se empezó a apagar y ya no dejó sentir su fuerza discursiva aplastando a todos sus adversarios con sus epítetos, descalificaciones y estigmatizaciones, o en su defecto, como lo hace todos los días, sacando “otros datos” en contradicción evidente con muchos hechos y la realidad.
Específicamente, lo más incierto resultó su valoración respecto a la militarización de la guardia civil, en franca contravención a la constitución del país en su artículo 19, lo mismo que sucede con su controversia aberrante contra el INE y la democracia electoral que vivimos y que le dio sus triunfos electorales a él y su partido, pretendiendo reformas electorales evidentemente antidemocráticas, y la tercera, reformar la ley eléctrica tan controvertida en los últimos dos años.
Reformas, y con esto empezamos el periplo hacia la inestabilidad y la incertidumbre, que ninguna tiene el sustento constitucional para el tipo de reformas que se pretenden por el presidente López Obrador, y que de antemano la oposición se declaró, por así decirlo, en huelga legislativa para no aprobar ninguna reforma constitucional del presidente López Obrador.
Sí, este es un paso muy importante porque ya Canadá y Estados Unidos demandaron a México por violaciones al T-MEC en materia eléctrica, la militarización aún más del país con la guardia nacional en el ejército que será anticonstitucional, y desatará controversias en la corte y que va a fallar en contra del presidente, como serán también las condiciones presupuestales del gobierno que tendrá que pedir un billón de pesos prestados cuando presente la iniciativa de presupuesto, que será de 8 billones de egresos y un presupuesto de ingresos de 7 billones, y por último la desbordada e incontrolable inseguridad y violencia que ensangrienta todos los días al país y sobre lo que hace muy poco.
¿Cómo saltará esos obstáculos sin tropezar el gobierno de AMLO en los próximos meses? No lo sabemos y pensamos que no le será fácil saltar sin caer.