Destellos de injusticias

    Leonel Aguirre foto destacada FB

    Navolato, el pueblo más hermoso del mundo. Tiene muchas similitudes con Costa Rica y Eldorado. Los tres dependían de un corazón industrial similar que fueron sus ingenios azucareros.

    Particularmente la ciudad de Navolato fue un pueblo que se desarrolló en torno a su ingenio “La Primavera”.

    Así encontramos leyendas urbanas, anécdotas y hasta bromas de personajes que prácticamente vivieron una gran parte de su vida al interior de esos monstros industriales.

    Por ello, con justicia, se les dotó a la mayoría de los obreros que laboraron en dichas empresas lotes de terreno para construcción de viviendas o viviendas ya construidas.

    Navolato así lo vivió y mediante decreto expropiatorio de toda la zona centro de esa ciudad se otorgó vivienda y título de propiedad a todos los poseedores de inmuebles que pertenecieron a dicha empresa azucarera. Ese acto jurídico le dio la certeza legal a los obreros y a sus familias por contar, de ahí en adelante, con su certificado de propiedad.

    A diferencia de Navolato, Costa Rica tiene un problema muy preocupante, pues en enero de 1961 se expropió, por parte de la cámara de diputados una buena parte de terrenos del ingenio (75-00-00 hectáreas) y se ejecutó tal decreto por parte del Poder Ejecutivo del estado, razón por la cual se expidieron, sin problema alguno los títulos de propiedad respectivos y se fundaron varias colonias. Hasta ahí estábamos bien.

    La novedad consiste en que los nuevos propietarios del ingenio “Rosales” en Costa Rica, sorpresivamente, promueven un amparo para que se deje sin efecto el decreto expropiatorio antes mencionado.

    No sé usted, amable lector, pero yo no creo que después de tantos años de haberse expedido el decreto expropiatorio, los propietarios del ingenio, no hayan tenido conocimiento de este hecho, lo cual es su más fuerte argumentación, además que aducen que tal decreto expropiatorio no está debidamente fundado ni motivado.

    No se puede prejuzgar a los abogados de la empresa, pues finalmente es su trabajo, pero sí es criticable la ambición de los actuales propietarios del ingenio, que, abusando del uso del derecho, tienen, hasta el día de hoy a 204 familias que tienen el riesgo, en caso de proceder el amparo de perder su patrimonio.

    La petición nuestra para el gobierno del Estado y la Cámara de Diputados, en su carácter de autoridades responsables, es no descuidar dicho proceso de amparo y de alguna manera, brindar el respaldo a las familias que puedan ser afectadas y que les garanticen que no perderán sus viviendas.

    Me imaginó, que como en todos los gremios, hay buenos y malos.

    Sucede también con los abogados y en consecuencia, también en el gremio empresarial debe de haber gente de ambos bandos.

    Empresarios sin escrúpulos, abusivos y que, en el caso especial de Costa Rica, demuestran la ingratitud para aquellas personas, llámense obreros, cuya fuerza de trabajo fue entregada para la producción de azúcar de caña y por merecimientos propios se hicieron merecedores de un acceso a la vivienda.

    Este, como otros casos, nos demuestra, cómo la justicia social está cada vez más alejada de nuestra realidad. Esto es una muestra de que cada vez nos alejamos más de los principios de respeto y honestidad. El consumismo nos está transformando en seres patrimonialistas, insensibles y ajenos al terrible daño que asuntos como este dañan a nuestro tejido social.

    Las personas que aparecen en el juicio de amparo promovido por el ingenio “Rosales” contra el decreto de expropiación, tienen la solidaridad y apoyo de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa que presido. ¡Luchemos!

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