No recuerdo, por lo menos en los últimos 50 años (exceptuando 2020 y 2021, por la pandemia), que algún gobierno hubiera suspendido algún 1° de mayo, ni tan siquiera en las revueltas juveniles de los años sesenta, ni en los tiempos del izquierdismo y la guerrilla, como tampoco con la insurrección obrera que dibujó el independentismo y el anticharrismo sindical mexicano.
Nunca, ni con Díaz Ordaz, ni con Echeverría, ni en los tiempos de los neoliberales, ni la fiesta, ni la lucha, ni su memoria, jamás había sido suspendida en la era moderna mexicana, representando el 1° de mayo la épica internacional de los mártires de Chicago, que México ha festejado equiparable quizás a la independencia de México y la revolución mexicana.
Muy lamentable por el lado que se vea lo que ha hecho el gobierno de AMLO y la 4T, quienes se supone son adalides del mundo del trabajo, contra la explotación, la pobreza, la marginación y la desigualdad, medida que no evitó que en todos los estados del país hubiera manifestaciones de diversa índole de parte de los trabajadores.
El primero de mayo es quizás la primer fecha universal que todos los pueblos festejan (excepto Estados Unidos), en memoria de los mártires de Chicago, colgados por encabezar la rebelión obrera y que dio en 1886, y se considera el día internacional de los trabajadores, equiparable al 8 de marzo, día internacional de las mujeres, también precisamente en los Estados Unidos, desde mediados del siglo XIX y se consolida al alcanzar a toda Europa en el contexto de la primera guerra mundial, coincidiendo en 1919 en esa fecha los países de oriente y occidente.
Por ello, resulta inexplicable que México se haya quedado este domingo sin el “día del trabajo”, en el que en todos los rincones del país millones de trabajadores hacen un vestido político multicultural y hablan lo que quieren y contra quien quieran, como si estos nuevos “santos políticos” pudieran quitar un día a la vida de su historia.
El “argumento” que ha presentado el gobierno de la república y la 4T es porque aún no salimos de la pandemia, como si hubieran sido muy responsables con la atención a la misma y no hicieran en estos días el “oso” de vacunar como si estuviéramos en el auge de la pandemia (que no hicieron, por supuesto) y más bien parece un apuro de sacar los saldos de vacunas guardadas, quién sabe dónde y desde cuándo. En fin, ellos para todo tienen pretexto.
Ah, pero no se tratara de un acto del presidente con su tropa, la militar o la política, porque ni un temblor los detiene y sabe muy bien que aquí habría rechifla y en grande. Todo es calculado y la pandemia es un pretexto.