Culiacán, Sinaloa.- “No quiero parar, no quiero parar, porque se nos oxidan las bisagras”. Esta es la frase que a diario Roberto Nava, mejor conocido como ‘Don Robert’ se repite y comparte con quienes llegan a disfrutar de los mariscos que por más de 40 años se ha dedicado a ofrecer a los culiacanenses.
La esquina de las calles Rafael Buelna y Ruperto Paliza, se han convertido en un ícono de esta ciudad. Ahí, desde temprana edad, este hombre que supera los 70 años de edad instala su carreta, la cual, en conjunto con los trazos de una pared, su vehículo y una hielera conforman una estampa única, una obra de arte realizada por la pintora Martha Romero.
De lunes a sábado, se alista con los mejores mariscos; los camarones, pulpo, pescado y almejas son las estrellas de los platillos que con dedicación y sencillez prepara, mismos que aprendió de uno de sus hermanos, y que lo han llevado a mantenerse como uno de los pocos vendedores de mariscos en carretas; al estilo tradicional.
Por cuatro décadas para él la constante es llegar a las 5:00 al mercado Gustavo Garmendia para conseguir todo para preparar sus platillos. De las 11:00 a las 19:00 se muestra listo para atender a sus comensales.
“No es difícil, Yo no le hayo mucho chiste; es una cosa que la aprendes y después con los ojos cerrados la prepararas”.
El buen humor, la disponibilidad por servir, y sobre todo la sencillez con la que Don Robert vive la vida, lo han llevado a ganarse el aprecio de cientos. Quienes pasan por su negocio, ya sea a pie, en carro o hasta el camión, le echan el grito: “adiós Don Robert”, “ese mi Robert’, «que gusto verlo», son solo algunos de los frases que le gritan a los lejos.
“Aquí todo lo preparamos con la misma intención y la misma buena gana, y a la antigüita”.
Don Robert, es originario de Jalisco. Por azares del destino llegó a Culiacán, de la cual le ha tocado ver y vivir diferentes transformaciones. Junto a su esposa, quien recientemente partió de este mundo, procreó nueve hijos, quienes a su vez han sumado a su familia 16 nietos y 2 bisnietos.
“No quiero parar, no quiero parar, porque se nos oxidan las bisagras. Tenemos que seguir moviendo brazos, piernas, pescuezo, todo; todo hay que mover, no paremos”.