El debate sobre la nación, todos en el mismo barco

    El país vive un intenso debate nacional en el que la sociedad no entiende de que se trata de lo que masculla cada quien.

    Foto: John Coletti

    Como si fuera una charla de cantina, donde en todas las mesas hay un debate sobre algún tema y todos hablan a la vez, así suenan las voces diversas que plantean temas distintos y todas son sobre el rumbo del país, lo que se vive, las definiciones de cada uno, lo que se viene y lo que nos espera.

    Por allá, en un rincón se habla y se grita sobre la sobrerrepresentación electoral, en el otro lado la reforma al Poder Judicial donde hasta suena que se quebró una botella, en la mesa del centro, como un oráculo, alguien habla arriba de una mesa, sobre la soberanía nacional y en otro rincón alguien golpeando la mesa hablando de violencia e inseguridad, y por allá cerca de los baños, encuclillados y cuchicheando recogen los pormenores sobre el mundo del narcotráfico, mientras que en la terraza, los “más nice”, emperifollados o fifis, como usted le quieran llamar, reniegan contra una oposición mediocre, un presidente buscando coronarse y repartiéndose culpas por su servilismo y mansedumbre ante el poder.

    En resumen, el país vive un intenso debate nacional en el que la sociedad como el parroquiano que pasa por la banqueta de la cantina, no entiende de que se trata de lo que masculla cada quien.

    Como lo escribiera en su libro John Reed, el periodista norteamericano que vino a reseñar la Revolución Mexicana, “Diez días que estremecieron al mundo”, así vivimos en este tiempo los mexicanos, aunque la inmensa mayoría, los trabajadores, ni lo sepa y se dará cuenta hasta que todas estas definiciones sean cosas juzgadas, cuando ya no tengan remedio.

    Los cambios que están en el debate nacional son cruciales y determinantes para el progreso, la estabilidad, la paz y la democracia se debate un nuevo rumbo nacional y al parecer se esta imponiendo el de la 4T con su autocracia, antidemocracia, aislamiento y confrontación política permanente.

    Si es el tema del sistema judicial es un verdadero enredo en el que se está metiendo al país, por que en aras de “perfeccionarlo”, como dicen los de la 4T, lo que están produciendo es que no exista el mas mínimo estado de derecho y los autócratas serán los que decidan todo.

    La sobrerrepresentación electoral es la organización ilegal de una fuerza política que aplaste todas las expresiones y minimice aún más a las minorías actuales, al grado de no permitirles ser el más mínimo contrapeso y si pueden convertirlos en comparsas y alcahuetes.

    La inseguridad, si pensamos que ya sus crisis ya habían alcanzado su clímax, estamos muy equivocados, por que falta ver la militarización en acción para reforzar las tendencias a un narcoestado.

    Y la economía, la que habían elevado sus niveles de inversión, esta a punto de sufrir un quiebre profundo con el choque que esta sucediendo entre los gobiernos de México y Estados Unidos, que de darse como viene, le diremos adiós, a esas cadenas de valor que han construido nuestros empresarios y la sociedad que han creado con los empresarios norteamericanos, lo mismo que el mentado nearshoring o relocalización de empresas que explotara en mil pedazos.

    Entrar a una crisis con estas tendencias al autoritarismo, antidemocracia, aislamiento y empoderamiento cultural y político del abuso del poder, será condenar a la sociedad mexicana a una vorágine de autodestrucción y degeneración política y social que implicara un retroceso histórico que quien sabe cuando nos recuperaremos y a que costos.

    Son tiempos de decisiones y lamentablemente ya pasaron las elecciones, donde existía la posibilidad pacifica e institucional de detener tal “borrachera” política.

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