Ya terminó esta gran jornada electoral 2021, donde todos los mexicanos vivimos de alguna manera inmersos en la contienda, ya fuera como simples espectadores o de actores indirectos de discusiones ocasionales. Los menos, enfrascados en una reyerta infinita para algunos, como si el país estuviera al borde del precipicio y para otros creyendo que “Roma se construyó en un día”.
Total, lo cierto es que el lunes 07 de junio volverá a salir el sol y el país tendrá que seguir su marcha, esperando que los resultados electorales, sean cuales fuesen, servirán para impulsar la conciliación y armonía que requieren los grandes problemas nacionales, más allá de quién ganó más.
Porque el país no tiene alternativa en el conflicto y el camino de este debe ponerse fin. Sin duda, no bastan los buenos deseos, y por eso mismo lo primero que se debe asumir es hacerse cargo de su existencia, una sociedad dividida y fragmentada profundiza sus debilidades, por lo que la unidad nacional debe ser un objetivo inmediato.
Pero no como una quimera, sino con propuestas prácticas y concretas ante los grandes conflictos nacionales. Para empezar, valorar entre todos cuál debe ser la reforma del estado, o, dicho de otra manera, qué nuevas reformas estructurales se necesitan y cuáles son los ajustes indispensables a las anteriores.
Segundo, discutir en serio y proponerse cambiar el sistema de partidos y actualizar el sistema electoral, para que se modernicen las reglas del juego político, representando los engranes de todos los mecanismos del estado nacional.
Tercero, poner a discusión el régimen presidencialista para establecer una nueva república con auténtico equilibrio de poderes, como resumen de un sistema electoral democrático, lo más equilibrado y sólido posible, que garantice la gobernabilidad y coexistencia armónica de los tres niveles de gobierno.
Y, por último, pensar en una nueva distribución del ingreso público, donde exista mayor equidad, corresponsabilidad y, especialmente, un auténtico plan de desarrollo nacional de largo plazo. Se han dado pasos para la integración de América del Norte, pero ya no se puede sin integrar a la América Central y el Caribe por ejemplo ¿Qué va a pasar en los próximos treinta o cincuenta años? Nos urge por lo menos pensarlo.
Es mucho, amigas y amigos, lo que tenemos por delante, por lo que el resultado que se dé el 06 de junio para el lunes quedará atrás, y lo que viene ya será lo que nos importará.