Después de que todas las campañas electorales han concluido, y algunas con más pena que gloria, entre todas, es justo reconocer la que llevó a cabo el doctor Martín Ahumada por la presidencia municipal de Guasave, completamente fiel a su veta social y origen político ciudadano, siempre se distinguió en su discurso por un afán de encontrar soluciones, ilusiones, esperanzas y alegrías en la gente, completamente alejado de la controversia y no se diga de la reyerta, tanto que fue fiel reflejo de lo que los ciudadanos han venido reclamando de los políticos, cada vez más perdidos y confundidos entre sus intereses y los de sus partidos.
Martín Ahumada Quintero, ciudadano dedicado a una de las profesiones más humanas, la medicina, y trabajando siempre en el servicio público, de una estirpe familiar de mucho trabajo, sacrificio y tenacidad, tanto que hoy constituyen un grupo empresarial destacado en su ramo en el país, pero lo más esencial, portadores de un espíritu social que unió a toda su familia en las ideas de la justicia social, con una profunda vocación democrática.
Esos fueron los pilares inherentes a un ciudadano con vocación y capacidad de servir, que supo entender y atender lo que la gente gritó con el ruido ensordecedor de su voto el 2018, que para que la política tenga sentido y perspectiva debe responder antes que cualquier otra cosa a los anhelos y aspiraciones de los ciudadanos.
Ciudadaniza la política que viene resonando como un grito, por lo menos en los últimos 10 años, que en lugar de abrir los oídos, los partidos políticos y las élites políticas de todos los partidos, el 2014, con la nueva ley general electoral, el patrimonialismo político de la vida de cada partido pasó a convertirse en los nuevos dueños, como lo fue hace tiempo el presidente de la República, de los procesos electorales y el instrumento idóneo de cualquier sistema democrático para resolver los problemas políticos de la sociedad, se convirtió en el instrumento de los partidos para alimentar y sostener burocracias políticas cada vez más corruptas e insensibles, al grado que el sistema de partido político en México está en quiebra.
En este contexto, la concurrencia de una figura como Martín Ahumada y sus anhelos de servir, con una crisis de un modelo de democracia electoral, resultó una campaña electoral que sorprendió, porque en ella no hubo nunca el ataque, por supuesto, menos el denuesto y no se digan las calumnias ni guerra sucia contra sus adversarios. Eso no ocurrió jamás en más de 50 días que vi de toda su campaña.
Pero sí les puedo decir algo: En todos los días que saludó muy temprano con sus mensajes de ánimo a los guasavenses, siempre dio palabras de aliento, esperanza y propuso qué hacer ante cada caso, como un buen médico lo haría.
Jamás mencionó al doctor Jesús López, su principal adversario, y siempre habló del ciudadano, de la gente, de los pueblos y sus problemas. Ese fue su encanto, esa fue su virtud que en ningún otro lado se vio, que, si logra el triunfo electoral, estoy seguro que no hará todo, pero algo quedará de cada cosa. En memoria de nuestro amigo Audómar Ahumada Quintero.