No cabe duda que el gobernador de Sinaloa ha resultado, frente al nuevo gobierno del país que encabeza MORENA, uno de los políticos más movidos del país, quien ha tenido sus aciertos, sus desaciertos y sus inciertos, que hasta ahora los primeros han sido tales que le han permitido navegar en la política local y nacional con ventajas que se pueden agotar si continúa con los desaciertos.
El gobernador Quirino Ordaz Coppel ante el desconcierto del gobierno de Peña Nieto en la elección presidencial, cuando perdió el control y tuvo que entregar su fuerza política a Morena y AMLO, los gobernadores del país fueron muy favorecidos porque resultaron los operadores y quienes negociaron con AMLO los beneficios de dicha operación política, beneficio que los convirtió en indispensables en esta primera etapa del amlovismo, aún por encima de MORENA, como ha ocurrido aquí en Sinaloa.
Sí, parece que las cosas ocurrieron así, pero en política, como en la vida, nada es para siempre y se vive en constante evolución, por lo que la capacidad adaptativa de cada sujeto y poder político es crucial en una dinámica de reacomodos de fuerzas permanente, dinámica que exige agilidad, oportunidad y equilibrio, en una razonable proporción.
Quirino Ordaz llegó al poder político de Sinaloa bajo una formidable alianza, que a pesar de su perfil político, lo convirtió en un candidato ganador que acuerpó a las fuerzas más grandes de Sinaloa, se alió con otros más y sometió a quienes pudieron representar una amenaza, no tuvo ya en el gobierno quien le obstaculizara.
Luego tuvo la fortuna de que quienes habían sido sus promotores, construir alianzas muy amplias con quien apareciera entonces como el más visible prospecto para ganar la elección presidencial: AMLO, quien luego de haber ganado los comicios visitó Sinaloa y el palacio de gobierno, siendo el primer presidente electo de la República que ha llegado a pisar ese recinto de gobierno bajo esa investidura, mostrándole todo su respaldo al gobernador de Sinaloa.
Hasta aquí todo bien para el gobernador Quirino Ordaz, pero en poco más de dos años, junto a ese cúmulo de aciertos, ha venido cometiendo errores que han producido contradicciones que están creciendo y le pueden dificultar su gobierno.
Primero, ha tratado a Morena y sus principales representantes con una enorme falta de respeto y tacto político. No ha comprendido que Morena representa la fuerza política nacional más grande del país y que por más que él sea el gobernador, en México existe una pirámide política y él es tan solo una pieza. Los vapuleó en la cámara de diputados, los dividió allí mismo, golpeó y desdeñó a su líder más carismático y representativo, y los frena en los municipios.
Segundo, se ha dividido con la clase política que lo llevó al poder, incluso con el partido que él milita y se ha enemistado y complicado con toda la clase empresarial de Sinaloa por múltiples razones, pero todos los grupos firmaron el desplegado contra él del día 19 de mayo.
Y en tercer lugar, el bono político que la sociedad le proporcionó se ha agotado por una insuficiente respuesta a las demandas de múltiples sectores a pesar de la poderosa maquinaria informativa que tiene a su favor intentando siempre cuidar su imagen.
Se debe entender por todos y en primer lugar por el primer político de Sinaloa, el gobernador del Estado, que vivimos tiempos de una gran oportunidad para Sinaloa, porque son tiempos de cambios en todo el país y es de las coyunturas más cruciales que se viven en la historia de los pueblos, razón suprema para pensar todos con altura de miras y construir la mejor correlación que nos brinde la mejor ganancia. La otra ruta será un suicidio.