El gobierno de Pablo Macías Valenzuela

    Después de los hechos sangrientos del patio Andaluz, del Hotel Belmar en Mazatlán, en la madrugada del 21 de febrero de 1944, en que perdiera la vida, el gobernador Rodolfo T. Loaiza, la legislatura estatal designó como gobernador sustituto a Teodoro Cruz, quien se desempeñaba como Secretario General de Gobierno.

    El “Mayo” Cruz, terminó el breve periodo comprendido entre los finales de febrero y el 31 de diciembre de 1944. A él le tocó preparar el proceso electoral para elegir gobernador del estado y diputados al Congreso del Estado, en  las elecciones que se llevaron a cabo el primer domingo de julio de 1944, así como las elecciones del primer domingo de noviembre de ese año, para presidentes municipales y regidores.

    Aspiraban para ser nominados por el Partido de la Revolución Mexicana, el rico agricultor, José Mariano Romero, Jesús Célis Campos y José María Dávila, quien era la carta fuerte que apoyaba la corriente del Loaicismo en Sinaloa. Sin embargo, el Presidente de la República, Manuel Ávila Camacho, apoyó sin cortapisas a quien había sido su Secretario de Guerra y Marina, el Gral. Pablo Macías Valenzuela.

    En efecto, Pablo Macías Valenzuela, despachó en Lomas de Sotelo, durante el periodo del 1 de diciembre de 1940 al 1 de septiembre de 1942. También fue “Comandante de la Región Militar del Pacífico y Comandante de la Primera Región Militar, con sede en la Ciudad de México y finalmente fue Director de Pensiones Militares, hasta los primeros meses de 1975”. Las actividades de campaña, las inició Don Pablo en la sindicatura de San Blas, municipio de El Fuerte, lugar de donde era originario.

    Por cierto entre su equipo de oradores destacaron, el Prof. Enrique Félix Castro, quien sería designado como Director de Educación del Estado y el joven Lic. Manuel Lazcano y Ochoa, quien sería designado como Procurador General de Justicia. En la Secretaría General de Gobierno, designó al Jesús P. Ruiz y en la Proveeduría del Estado, designó al influyente Guillermo Barraza Castro.

    Celebrada la elección para Gobernador del Estado, conjuntamente con la de diputados al Congreso del Estado, Don Pablo obtuvo el triunfo. La XXXVIII Legislatura del Congreso del Estado erigida en Colegio Electoral, calificó la elección de Gobernador del Estado y la declaró válida en el mes de septiembre de 1944 y estableciendo en el decreto correspondiente que el periodo de gobierno de Pablo Macías Valenzuela, comprendía desde el 1 de enero de 1945, al 31 de diciembre de 1950.

    Al acto de la toma de posesión asistieron representaciones de diversos organismos, figurando en primer lugar el senador Gabriel Leyva Velázquez, quien trajo la representación del C. Presidente de la República; Marcelino García Barragán y Candelario Miramontes, Gobernadores Constitucionales de los Estados de Jalisco y Nayarit, respectivamente; Jesús A. Célis Campos, Embajador de nuestro país en la República Dominicana; diputados Fausto A. Marín, Bernardo Norzagaray, Rosendo G. Castro, Alberto Tapia Carrillo y Pedro Téllez Vargas, en representación de la Cámara de Diputados, y el senador Alejandro Peña, en representación de la Cámara de Senadores, ambas del Congreso de la Unión.

    Durante toda los meses de campaña y en el primer año de gobierno, no cesaban las intrigas y las campañas difamatorias en contra de Don Pablo, que lo señalaban de haber sido autor intelectual del asesinato de Rodolfo T. Loaiza. Las críticas se desbordaban en la prensa nacional y en el estado, hacían lo propio los periódicos Correo de Occidente del Historiador y diplomático, José C. Valadés y El Regional, propiedad de Luis G. Rico. Ambos periódicos fueron cerrados con artimañas, al simularse una huelga, lo que mostró el grado de represión por parte del gobierno de Macías Valenzuela.

    Durante el Primer Informe de Gobierno, Don Pablo, Arremetió contra sus detractores diciendo “Sin tratar de darle mayor importancia que la que realmente tiene, el Gobierno de mi cargo considera conveniente poner de manifiesto la labor  de obstrucción desarrollada por elementos desafectos al régimen que presido, que no por ser un grupo reducido, integrado por elementos descalificados e indudablemente bajo la influencia de un manifiesto despecho político, ha dejado de entorpecer la marcha de mi gestión administrativa, desarrollándose esa perversa labor inmediatamente después de iniciado mi período gubernamental”.

    Después solicitó una audiencia con el Presidente de la República, Manuel Ávila Camacho, a quien le mostró “las evidencias con que se manejaba el grupo seguidor del desaparecido Rodolfo T. Loaiza”. El Presidente quedó plenamente convencido de la inocencia de Don Pablo y luego le ordenó a su Secretario de Gobernación, Miguel Alemán Valdes para que interviniera en el asunto y “cesara la campaña de desprestigio y lo dejaran gobernar”.

    En su primer informe de gobierno, Pablo Macías Valenzuela, resaltó la situación de penuria en que había recibido la hacienda pública, pues dejó en claro que “ Al iniciarse mi gestión administrativa, la situación económica del erario era difícil. En consecuencia, hubo necesidad de adoptar medidas de rigurosa economía, así como de organización, procurando con éstas compensar dicha penuria, con el fin de que los servicios públicos no solo no sufrieran menoscabo alguno, sino que fueran en lo posible más eficientes.

    Había una existencia en la Caja de la Tesorería General, de SIETE MIL NOVENTA PESOS OCHENTA Y NUEVE CENTAVOS y un Pasivo de CINCO MILLONES SEISCIENTOS DIECISÉIS MIL SETECIENTOS OCHENTA Y NUEVE PESOS Y SIETE CENTAVOS, mas algunos otros conceptos de adeudos a cargo del Estado, aún no depurados”. 

    Luego se refirió a la principal deuda dejada por el gobierno de Loaiza, al expresar “El principal concepto del Pasivo del Estado, lo constituyen los empréstitos negociados por la Administración del extinto gobernador Rodolfo T. Loaiza, para Bonos de Caminos del Estado y para pavimentación y embanquetados de la ciudad de Culiacán, por DOS MILLONES DE PESOS Y UN MILLÓN Y MEDIO, más intereses, respectivamente”.

    Para la época de los cuarentas, llama la atención el número de abogados que tenían FIAT para ejercer como Notarios Públicos en la ciudad de Culiacán. Entre ellos se cuenta a los licenciados “J. Miguel Buelna, José María Tellaeche, José María Guerrero M. Francisco Verdugo Fálquez, Francisco B. Gutiérrez, Jesús M. Güemes, Marcelo Arellano, Isidoro Sotelo Pérez, Benjamín J. López, Humberto S. Cañedo, Manuel Díaz Jr., J. Enrique Rodarte T., Celso Gaxiola Andrade, Juan M. Zambada, Manuel Lazcano y Ochoa, Francisco Campos C., Adolfo Clouthier, Jesús P. Ruiz, Antonio Sánchez Rojo, José S. Traslaviña, Antonio Llanos y J. Nicolás López”.

    La cantidad de notarios públicos contrasta con la que había en el municipio de Ahome, pues allá solo ejercían la función de notarios, los ciudadanos licenciados “Francisco José López, Pablo Paredes, Federico Guillermo López, Ignacio Bermúdez, Benito Bermúdez, Amadeo Ibarra Guerrero, y Valentín Gutiérrez Félix”, todos con domicilio en la Ciudad de Los Mochis.

    También en la ciudad de Mazatlán, había siete notarías públicas a cargo de los ciudadanos licenciados: Luis Peña, Octavio Rivera Soto, Leonardo M. Álvarez, Guillermo Osuna y Osuna, Ignacio Alfonso Gastélum, Ignacio Alfonso Gastélum Jr., y Rosendo R. Rodríguez.

    La obra legislativa de Pablo Macías Valenzuela fue muy fructífera, reformando la Constitución Política del Estado, para otorgar el voto a la mujer y armonizarla con la Constitución Federal. También Ordenamientos Legislativos de más relieve, expedidos a iniciativa del gobernador Macías Valenzuela, fueron: la Ley de Educación y la Ley Orgánica de la Universidad de Sinaloa, conjuntos normativos que vinieron a regularizar y encauzar la labor que en la importante función educativa. Asimismo, se iniciaron las reformas necesarias de Códigos y otras leyes que impusieron razones de orden práctico o deficiencias de sus contextos literales, incluyendo a la Constitución Local, con el objeto de armonizar algunos de sus preceptos con los de la Ley Fundamental de la Nación.

    El gobernador Pablo Macías Valenzuela fue un apasionado de la educación. Construyó muchas escuelas. Por eso se le conoce como “ el sembrador de escuelas”. Su obra educativa más valiosa sin duda alguna, fue la creación de la Escuela Normal de Sinaloa, por decreto del 18 de abril de 1947. La Normal contribuyó “ al desarrollo educativo de nuestra entidad, con una fuerte influencia en los campos de la cultura, la economía y la política del estado”.

    Otra de las grandes obras del gobierno federal en Sinaloa, fue la construcción y puesta en marcha de la “Presa Sanalona” el 1 de abril de 1948, por el presidente Miguel Alemán. Con ello se abrieron al cultivo cerca de cien mil hectáreas de riego, cuyo distrito fue concluido en la década de los sesentas.

    Al final de su trayectoria militar y política, fue condecorado con la medalla “ Belisario Domínguez”, honor que solo comparte con dos sinaloenses: Ramón F. Iturbe y Juan de Dios Bátiz”. Por cierto, la salud de Don Pablo no era muy buena y fue el senador Benito Bernal Miranda, quien recibió la medalla en su nombre, durante el acto de la sesión solemne del Senado de la República, en la que asistió como representante personal de Luis Echeverría Álvarez, su Secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia. 

    La entrega de la medalla de honor Belisario Domínguez a Pablo Macías Valenzuela, debe considerarse como un reconocimiento a los militares que actuaron durante la Revolución Mexicana. Se vio directamente involucrado en la lucha armada de principios del siglo XX, al lado de hombres como Heriberto Jara, Juan de Dios Batíz, Ramón F. Iturbe y Rafael Buelna Tenorio. Don Pablo falleció en la Ciudad de México, el 30 de abril de 1975

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