Ciudad de México.- A las 11:00 horas las ofertas ya están por todos lados en el Centro Histórico de la Ciudad de México. “¿Qué buscas, amigo? Facturas, actas, títulos…”, corean en voz baja varios vendedores que se distribuyen sobre la calle Monte de Piedad, desde el Zócalo capitalino hasta la Plaza de Santo Domingo.
Esta es la ruta de los documentos falsos en la capital del país, y ahora también es el camino que un mexicano debe seguir si quiere un documento falso ya sea con un resultado positivo o negativo.
El medio El Universal realizó un recorrido y constató que, a unas calles de Palacio Nacional y de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, decenas de personas comercian resultados de tests falsos de laboratorios como el Chopo, Salud Digna y Olab, entre otros tantos.
El diagnóstico de Covid-19 no es lo primero que se ofrece en esta zona, pero si una persona pregunta su disponibilidad, todos los comerciantes sacan su celular y muestran los distintos tipos de estudios que tienen.
“Las (pruebas) más baratas son las que da el Gobierno de la Ciudad de México y las más caras son las de laboratorio privado”, explica uno de los sujetos dedicado a falsear las muestras.
Los precios varían de vendedor en vendedor; la mayoría pide entre 700 y 800 pesos, pero hay quienes se rebajan hasta los 500 con tal de “sacar” para el día.
—¿Salen buenas? —se cuestiona a una persona que ha mostrado interés en vender.
—Las usan para viajar, para eso las está pidiendo la gente, llevan sellos y lleva todo —dice el vendedor.
—¿Dónde fabricas los documentos? ¿Aquí mismo? —se le pregunta.
—Te la tengo en una media hora, me das tu nombre, la fecha que quieres que le pongan —y se cierra el trato.
Algunos comerciantes son más cuidadosos que otros. Los que toman más precauciones, por ejemplo, piden a los compradores que se metan a un inmueble y ahí les enseñan distintos tipos de diagnósticos. Para adquirir los papeles no se necesita más que dinero en efectivo y 30 minutos libres, ese es el tiempo que los vendedores prometen tardar en prender sus computadoras, buscar el machote correcto, colocar los datos del paciente e imprimirlo; se da un número falso, y listo.
(El Universal)