El que abrió la herida fue el fiscal general del estado, Juan José Ríos Estavillo. Esta semana el jefe de los ministerios públicos reveló públicamente que son 100 millones de pesos lo que le debe el gobierno del estado a la institución. Mucho el dinero que anda rodando, y que no se sabe dónde. Aunque no lo dijo, nos enteramos que son cerca de cuatro meses en los que no llegan los recursos etiquetados al órgano autónomo. ¿Esto estará abriendo una llaga más de la crisis financiera por la que atraviesa el estado o a qué se debe este incumplimiento? El secretario de Finanzas, Carlos Ortega Carricarte, tendrá que responder dónde está ese dinero.
Aunque ahora seguro usted se pregunta, ¿cuándo llegará la autonomía de verdad, no la del papel, si el gobierno aún le deposita la nómina hasta al propio fiscal general?
¿Mediático ganar 180 mil pesos?
Hablando de dinero, quien levantó ámpula es el rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Juan Elogio Guerra Liera, cuando la sociedad supo que tenía un sueldo de 181 mil pesos mensuales, 73 mil pesos más que el presidente López Obrador. Cuando los medios lo interrogaron, el jefe de la casa de estudio, entonces argumentó que intentar bajar su sueldo, sería mediático. Más bien, diríamos, es de de pesos y centavos o que al rector no le gusta la austeridad. ¿Dónde está la humildad de Guerra Liera?
Lo cierto que de cara a la austeridad federal, el rector se ha enfrentado a una nueva realidad, por lo que ha anunciado que revisará el caso para reducirlo. El tema es que nunca dijo en cuánto. Ahí está la humildad.
Se confirma el triunfo.
Como lo adelantamos en la última columna El Reflector, nos confirman que el candidato a secretario general del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Seguro Social, Alfredo Jiménez Noriega ganó la elección de la semana pasada. Los números oficiales no los han publicado, pero nos aseguran que fue grande el margen que llevó el médico sobre el competidor de la planilla negra, Miguel Ángel Camelo.
Sagarpa, un elefante.
Donde parece que espantan, por aquello de lo solo que está, es la delegación de la Sagarpa en Culiacán. Nos cuentan que como la mayoría del personal es honorario, mejor conocidos como prestadores de servicios, ahora que los despidieron, las oficinas se quedaron desoladas, casi como desierto. En la Sagarpa reina la certidumbre entre los trabajadores de base. No se sabe si con el cambio de gobierno federal y con la política de austeridad, se contrate personal que haga el trabajo que se ocupa para atender a productores. El tiempo lo dirá.
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