Jesús Estrada Ferreiro ha sido un presidente municipal muy controvertido y demasiado expuesto a los ataques políticos, precisamente por sus juicios personales, decisiones administrativas y su tendencia permanente a la disputa política pública, como si su investidura de gobernante de la capital del estado no fuera suficiente para que la prudencia, la sensatez y su responsabilidad lo distinguieran.
Y es más lamentable aún porque vivimos en permanente disputa política, que tratándose del alcalde de Culiacán todos quieren aprovechar para la exhibición, denostación y descalificación, al extremo de desatar campañas como la recolección de firmas en contra del primer edil, y por otro lado a iniciativas que avanzan en los umbrales de los tribunales, como sería el posible juicio de desafuero que pudiera iniciarse en el congreso del estado.
El deterioro ciertamente recae en Jesús Estrada, pero también a su partido y, en general, a los gobiernos de MORENA y la 4T, como también el daño que provoca a la sociedad culiacanense, precisamente porque todo se contamina y perjudica.
Se daña la institucionalidad del gobierno, se lastima la política como instrumento de soluciones para la sociedad, se fragmenta la sociedad y todo ello nos impide unir esfuerzos para enfrentar los problemas de la sociedad y desarrollar un gobierno creativo, eficaz, productivo y honrado.
Lamentablemente este daño es para todos y no solo para el presidente municipal, por ello vale reflexionar todos estos efectos nocivos y pensar que lo que está sucediendo debe parar y buscarse la conciliación entre todos.
Creo que Jesús Estrada Ferreiro debe recapacitar, que ya no puede seguir actuando como lo ha hecho, porque con ello está traicionando la confianza que le dio la mayoría de los ciudadanos con su voto, como también contener y desterrar los bajos instintos políticos que se pueden desatar en su contra.
Recientemente el presidente de Culiacán incorporó a su equipo a Jesús Armando Liogon Beltrán, un funcionario público de larga trayectoria y con gran experiencia que bien le puede ayudar en este sentido, porque Liogon Beltrán, aparte de que no es un improvisado, tampoco es dejado y sabe imponer sus criterios, ojalá y le ayuda a todo el desorden que ha provocado Jesús Estrada Ferreiro.
Porque si le sigue, no se descarta que, de los umbrales de los tribunales, pueda llegar al mostrador, de ahí al banquillo de los acusados y luego vienen los fallos que pueden ser adversos, lo que de darse todo esto sería una reyerta política escandalosa, donde el gran perdedor sería el pueblo culiacanense. Lástima.