Culiacán, Sinaloa.- Una tarde llena de charlas amenas, risas, expectativas, emociones, reclamos históricos, demandas y la siempre esperanzadora estampa de niñas y niños involucrados en el quehacer ciudadano, fueron elementos suficientes para calificar como productiva la reunión desarrollada en la colonia Antonio Nakayama. Una de las viejas, pero tradicionales colonias de la capital.
Este encuentro transcurrió al ritmo de la calidez de sus habitantes y la escucha abierta y franca por parte del equipo municipal, lo cual produjo unas interacciones orgánicas, elocuentes y sinceras.
Un parque vecinal, el calor de la región, un par de micrófonos, bocinas, sillas y voluntades comprometidas con el desarrollo y el bienestar social, enmarcaron una estampa de unidad y entusiasmo comunitario entre sus asistentes, creando un presente esperanzador y una estrategia prospectiva formal, transparente y asequible.
En el ir y venir de la acústica ciudadana, algunas de las demandas más sonoras y apremiantes en torno a las vicisitudes manifestadas, encontraron un eco común en la urbanización de la colonia: pavimentación, eficientización de la red de agua potable, recolección de basura, seguridad vial y la rehabilitación del parque, en específico, de la cancha de fútbol, fueron los ejes centrales de las voces que armonizaban al unísono las demandas de un coro que ahora se siente escuchado y metódicamente estructurado en la partitura municipal.
El alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, presenció y coordinó un sentido recital ciudadano en la colonia Antonio Nakayama, uno de esos que se llevan en la memoria y se asumen como parte de la lista imprescindible que hay que escuchar todos los días.
Aunque las rutas sean estrechas, agrestes y empinadas, el equipo del Ayuntamiento sigue abriéndose camino al andar, ya que la única vía para comprender las múltiples disonancias del concierto de la realidad, es aquella en la que los protagonistas directos se entrelazan entre sí y crean una productiva, dinámica y afinada interacción social.
Una reunión tan cálida como los rayos del sol que se ocultaba en el horizonte de la capital.
