Juegos de insidias; los cilindreros de las elecciones sinaloenses

    Como en las viejas ferias, que año con año llenaban de júbilo a los pueblos para honrar a sus santos patronos, o simplemente venerar la navidad y el fin de año, acudían múltiples personajes que recreaban a la población y otros asustaban a los niños, entre los cuales venía el que vendía juguetes de cuerda con diversos personajes de animales o personas, que se llamaban “los cilindreros”, nombre que quedó en el vocabulario popular sinaloense para aquel que azuzaba a alguien, desparramaba un mitote o simplemente esparcía aquí y allá lo que quería.

    Así estallaron varios cuando el periódico Reforma dio a conocer los beneficios en apoyos del gobierno de Peña Nieto que habían obtenido familiares del candidato del PRI, Mario Zamora, y que la nota señalaba que había sido el candidato quien los había otorgado.

    Rápido y en una sucinta nota, el candidato de manera puntual aclaró que, sí se otorgaron dichos apoyos a su suegro y dos cuñadas por SAGARPA, dentro de los lineamientos y en estricto derecho como productores agrícolas.

    Hasta ahí, todo suena normal y apropiado, como corresponde a un contexto de la competencia electoral y responsabilidades como servidor público, pero lo que ha desatado la controversia han sido “los cilindreros” que rodean al candidato, o que pretenden influenciarlo, echando a correr las versiones y puntos de vista más insidiosos posibles, con la intención de desatar un intercambio de golpes que, según ellos, beneficie a Mario Zamora frente a Rubén Rocha.

    Este juego de insidias, para convertir la contienda electoral en guerra sucia, pretende lo que siempre pasa en ellas, que un grupo de vivales se convierta en las armas de lucha, dejando de lado las ideas, la estrategia y los objetivos de la campaña electoral.

    En campaña electoral, los candidatos tienen que pensar como los boxeadores ¿lo eludo, lo ataco o lo asimilo? ¿Qué corresponde a mi plan? ¿Qué necesito para alcanzar mis objetivos? Pero un golpe, si ese fuera el caso con la publicación de Reforma, no puede ser para enloquecer a Mario Zamora, como pretenden “los cilindreros”.

    O quizá estén pensando en aquel día del cierre de campaña del PRI en Mazatlán el 2018, cuando Mario Zamora, entonces candidato a senador del PRI, enloqueció contra «El Químico».

    Aquí bien valen dos anécdotas boxísticas. La primera, cuando Muhammad Alí, en su tercera pelea con Joe Frazier, le decía a su manager “ya no puedo” y el viejo manager le susurraba “solo dame un round más”, y así se fueron hasta el último round, cuando Joe Frazier ya no pudo salir a combate y ganó la leyenda.

    O también, la tercera pelea entre “El Costeñito” Morales, de Guerrero, contra “El Chíngale” Camacho, de Guamúchil, por el campeonato nacional peso mosca, donde le dieron una paliza al paisano de Guamúchil y, al llegar a la esquina, le pregunta su manager “¿Tiro la toalla?” y “El Chíngale” le contesta “no, dásela en la mano, no se vaya a enojar”.

    Moraleja: Hay que escuchar a la experiencia, no a «los cilindreros» interesados.

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