La 4T, en riesgo

    El presidente indicó que se están garantizadas las dosis para el personas de educación

    Las complicaciones de la transición que promueve la 4T cada día crecen, y con ello los riesgos son mayores, tanto que los pasos del liderazgo de AMLO empiezan a evolucionar poderosamente de movimiento político electoral a bloque de poder, para mantener la continuidad en el gobierno.

    Desde 2018 aparecieron rasgos de esta transición de la 4T, como lo manifestaron diversas alianzas locales, incluso el famoso pacto de “no agresión” contra el peñanietismo, y ya en el gobierno, el rol preponderante de las fuerzas armadas en las dependencias del gobierno y la cada vez más clara afinidad con gobiernos locales, como los de Sinaloa y Oaxaca.

    La lógica del poder, poco a poco, va empujando a MORENA y a AMLO a pasar de movimiento, partido en el poder, hasta convertirse en grupo de poder en aras de la continuidad en el gobierno y de su proyecto, quién sabe en qué condiciones.

    La primera víctima de esta rapidísima transición de la fuerza que alcanzó la alternancia de izquierda y promovió la transición de modelo socioeconómico, sin duda lo será el partido MORENA, que pasará a ser de un partido de causas a un partido de competencias electorales, hasta convertirse en un partido de poder.

    Y no es que dichas mutaciones y transiciones no se puedan dar y mejorar, pero de seguir la ruta que llevan, el movimiento transformador de MORENA se convertirá en un movimiento conservador que apoyará incondicionalmente todas las políticas de gobierno y las alianzas para conservarlo.

    La segunda, será el programa de reivindicaciones y las múltiples banderas con las que despertaron y convocaron el apoyo popular hasta el triunfo electoral, que se irán disminuyendo y destiñendo en la medida que la lógica del poder se imponga sobre la justicia, la legalidad y la democracia, trincheras que debieran ser infranqueables porque rebasarlas representa el principio del fracaso y de la derrota.

    Y la tercera, la del poder, que en algún momento tendrá que entregar la estafeta en la medida que las debilidades se acumulen, negociando al final la era de la transición y el retorno de la restauración de un modelo que vivió amenazado.

    ¿Cuánto tiempo durará este proceso? La primera sacudida seguramente la sufrirá el 2024, pero si se lleva a cabo la revocación de mandato en marzo y los resultados no mejoran lo suficiente los obtenidos en la consulta de agosto y les complican las elecciones de los próximos seis estados, entonces es probable que el proceso se acelere.

    Pero todo puede cambiar si MORENA se reconstruye como un partido en el gobierno y no del gobierno, fortalece sus estructuras políticas y mejora sus métodos de dirección y decisión, así como los gobernadores electos se arrancan con proyectos sólidos y a marchas aceleradas, sus gobiernos locales le den otra identidad más cercana a la gente, al igual que el presidente López Obrador da un golpe de timón a su desempeño político que le permita más la conciliación y la armonía política con las diversas fuerzas, haría factible que esa tendencia se rompa.

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