La consulta «patito»

    Hasta siempre a nuestra querida Mariel Garnica, descanse en paz. A toda la familia Garnica Núñez un fuerte abrazo de nuestra parte en este trance tan doloroso.

    El viernes escribí sobre la consulta sobre la planta de fertilizantes en Topolobampo y lo más interesante que se ha destacado es el cúmulo de ideas encontrada, “teléfonos cortados”, “oídos sordos” y, en buena medida, supraterrenalidad del conflicto, como si no tuviera solución, o la que se adoptase fuese el cataclismo del fin del mundo, o simplemente un problema en el que sea “lo que dios quiera”, el fatalismo pues, cuando los diálogos y debates son para construir acuerdos o formas de soluciones, por lo menos.

    Comento lo anterior porque varios amigos y lectores de este espacio me hicieron llegar sus comentarios, tanto sobre la planta de fertilizantes como sobre la consulta, y en ambos casos existen razones que deben ser expuestas y tratadas con madurez y respeto por todos, porque si no las discusiones que entrañan la consulta siempre serán polarizantes, antagónicas y en conflicto, como si no hubiera puntos medios en el debate.

    Un aspecto que se nos refirió en esos mensajes de amigos es que ya existe una ley sobre consulta popular y contempla las de carácter nacional y las de carácter regional, donde viene también todo el proceso de la consulta, las autoridades que intervienen en la misma, los procedimientos para convocarlas, quién es responsable de su organización y cómo se aplican y ejecutan sus resultados.

    Lo primero que salta a la vista es que el gobierno federal obvió la ley sobre consulta popular y se sacó de la manga una convocatoria y organización quién sabe en base a qué, pero además, enredó al gobierno estatal y a los gobiernos municipales de Ahome, El Fuerte y Guasave, lo que al final del día resultará una consulta “patito” sin ninguna obligación legal para las autoridades, porque no será vinculatoria.

    Y eso habla muy mal del gobierno federal, que desacredita de antemano cualquier resultado desde ahora, y además se lleva “al baile” al gobierno estatal y a los municipios del norte.

    Pero lo pero quizá será que el problema en conflicto, el de la planta de fertilizantes, se queda sin solución y seguramente, al margen de lo que resulte el domingo 28 de este mes, la bola seguirá rodando y quién sabe en qué termine todo esto, y lo peor será que los inversionistas se vayan a otras tierras con su fábrica, mientras que aquí unos riendo (como el de la risa “de la nada”) y otros pateando botes por el fracaso.

    Al parecer ese es el final que se espera y que por más que se diga en Washington que estamos por una alianza económica y de grandes inversiones nacionales e internacionales, porque vamos en una alianza estratégica mundial para equilibrar al mundo ante el poder de los chinos, tal parece que solo son discursos.

    Respecto a quienes colocan como escudo, y yo diría como pretexto, la defensa del medio ambiente, se ubican en una bola de cristal porque simplemente olvidan que toda transformación deja residuos y que ese no es el problema, sino como se manejan y controlan, si no fuera asi no hubiera industria en el mundo y ninguna planta de fertilizantes en ningún lado.

    Pero además olvidan que todo el ecosistemas de las bahías de Sinaloa, particularmente las del centro – norte (Santa María, Navachiste – San Ignacio y Ohuira) han sido destrozadas precisamente por un millón de toneladas de fertilizantes que se aplican cada año en la agricultura sinaloense, junto con las aguas negras sin tratar y otros residuos industriales que se derraman en ellas, que por cierto poco les importan a nuestros ecologistas.

    Al final del día todos perdemos porque consideramos cada quien que solo hay una verdad, y se termina manipulando todo para que alguna quede, aunque siempre será incompleta, no nos esforzamos ni por los acuerdos ni por la unidad. En fin.

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