Por primera vez en la historia de nuestro país, se ha realizado una consulta popular, que por el solo hecho ya es un hito y un éxito del que debemos congratularnos todos los mexicanos, y reconocer los esfuerzos de quienes lo hicieron posible, específicamente de los ciudadanos y el INE.
La consulta popular, el plebiscito y el referéndum sobre temas nacionales y regionales, son una demanda que históricamente en México ha enarbolado la izquierda desde los años ochenta del siglo pasado.
Estos mecanismos de participación ciudadana ya han tenido antecedentes en otros países, los más connotados han sido en Francia en 1969 que provocó la salida del presidente De Gaulle, el de 1988 en Chile con el “No” abrumador que derrocó la junta militar y al dictador Pinochet que gobernaba aquel país, uno de los más recientes fue el BREXIT, que sacó al Reino Unido de la Unión Europea. Y ahora, 50 años después, por primera vez en México entra a esa historia.
Cabe decir primero, como una gran conclusión que, pese a todos los obstáculos y errores del proceso, la consulta de ayer primero de agosto ha sido un triunfo del pueblo mexicano y la democracia de nuestro país.
Desde el 2014, la consulta popular ya era un precepto establecido en nuestra constitución, y que los intentos iniciales para ponerla en práctica fueron específicamente los de anular la reforma energética en el 2015, que el propio gobierno de la república y los órganos judiciales la obstaculizaron, impidiendo que lo que las más de dos millones de firmas demandaba no tuvieran curso para implementar el “Sí” o el “No” sobre la ley energética en México.
Por eso lo que se realizó el día de ayer en 50 mil puntos del país, donde se instalaron varias urnas, serán históricas, porque se logró un paso trascendental en la vida democrática de México, arribar a la era de la democracia participativa.
Ha resultado excelente que 250 mil ciudadanos reclutados por el INE que, con tan solo 1 5 días de propaganda, un raquítico presupuesto de 500 millones de pesos y un boicot por la mayoría de los partidos políticos, especialmente el PRI, PAN y PRD, así como los organismos civiles de casi toda índole, en particular los sectores empresariales como COPARMEX y aquí en Sinaloa el grupo COPPEL, tan activos todos en las campañas electorales, no movieron un dedo.
¿Por qué es lamentable el rol de todos aquellos que se opusieron a la consulta? Por la sencilla razón de que se autonegaron como ciudadanos, porque bien pudieron rechazar la pregunta votando por el “No”, o de abstenerse, pero negarse a un ejercicio ciudadano ya es ir contra un principio fundamental de cualquier sociedad: La participación. Lo que hicieron tiene un sentido social completamente negativo.