Ya, para fines de marzo, el Congreso del Estado deberá haber recibido de parte de la Auditoría Superior del Estado (ASE) las cuentas públicas del 2020 del gobierno estatal, los municipios, paraestatales, paramunicipales y organismos autónomos, cuando todavía no se enfría el calor que levantó la suspensión de las cuentas de todos los municipios y la sorprendente aprobación de las cuentas del 2019 de Quirino Ordaz.
Para el 20 de febrero del presente año, deberá presentar su informe la auditora, que más bien debiera presentar su renuncia, cuando menos por decoro. Informe que regularmente se anda por las ramas, completamente insustancial y queriendo verles la cara a los diputados.
Para ilustrar, solo basta revisar la deuda a corto plazo que hasta el 2019 se encontraba con un pasivo de 3 mil millones de pesos y no existe la más mínima explicación de por qué existe esa deuda, cuando son pasivos que se deben saldar en el año fiscal en que se contraen y no debieran estar acumulándose, al extremo de colocar en riesgo de quiebra al gobierno y tener que hacer maromas con otros renglones del presupuesto.
O simplemente las inversiones públicas en negocios privados, como los 700 millones de pesos que metió el Gobierno del Estado al estadio de futbol “Kraken” en Mazatlán, sobre lo que la ASE no dice una sola palabra, como por ejemplo tan solo revisar si es legal o no dicha inversión, pero no dicen nada.
Así, hay muchos casos que la ASE debiera revisar y no lo hace, como también el que el Gobierno del Estado y los municipios debieron entregar un informe del acto de entrega – recepción y las observaciones en cada caso para que la ASE hiciera un expediente y cruzara esa información con lo que posee, e incluir en las cuentas públicas estos aspectos de muchísimos activos de los gobiernos, de lo que no se sabe nada o no se aclara, como el caso que ya se hizo un misterio de la propiedad de la Unidad de Servicios Estatales (USE), por ejemplo.
Ojalá y a los diputados no les sigan viendo la cara, o “haciéndose que la virgen les habla”, permitiendo así que la transparencia y la rendición de cuentas siga retrocediendo para volver a los tiempos de la Contraloría Mayor de Hacienda, la sastrería del PRI en el Congreso del Estado para las cuentas públicas. Ojalá y no.