De pronto, como por arte de magia, algunos personajes de MORENA, en este caso el senador Ricardo Monreal, han seguido la ruta de “transformar a fondo” al poder judicial de la federación, pieza fundamental del sistema nacional de justicia que se propuso desde 2013 en el gobierno de Peña Nieto, ahora de acuerdo a lo que propone el coordinador de los senadores de la 4T, se trata de modificar las instituciones del sistema electoral, específicamente el INE, un viraje a todas luces con la intencionalidad de crear un sistema electoral a modo y no la reforma al poder judicial, como lo infieren las situaciones irregulares del tribunal electoral.
Son verdades muchas cosas que afirma el senador Monreal, tanto en la corrupción, los costos y los objetivos de “crear un sistema de vida en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”, parafraseando el artículo 3° Constitucional, como si los esfuerzos del INE de los últimos 30 años, en buena medida, no hayan sido en ese sentido y que el sistema en su conjunto es un fracaso y no lo contrario, como lo ha demostrado la gran mayoría de las elecciones en este último periodo.
Que porque el tribunal electoral de la federación resultó una cueva de “Alí Babá”, los sacó a flote la UIF y a todos los magistrados se les “leyó la cartilla” para colocar al tribunal a modo y mandar un mensaje a la suprema corte, ahora no se quiera generalizar para trasladarlo a todos los organismos electorales, concretamente el INE.
¿Que resulta costoso el sistema electoral porque todos sus órganos costarán 40 mil millones de pesos este 2021? Sí, puede ser ¿Comparado con qué? Porque la corrupción, dijeron, costaba 500 mil millones de pesos anuales al país y no hay evaluación al respecto, mientras que el INE y los organismos electorales si han sido evaluados y han salido positivos, tanto que es la institución pública mejor evaluada por la sociedad.
¿Pretenden una reforma política estructural cuando hablan de modificar también al poder legislativo? Pues si es así, creo que deben incluir también al poder ejecutivo y, principalmente, la figura del presidente, al sintetizar un régimen monárquico, tanto por sus facultades constitucionales, las metaconstitucionales y las que le da concentrar casi el 90% de la riqueza fiscal del gobierno.
Es muy fácil hablar de “las elecciones más caras del mundo” y decir que se gastaron 43 mil millones de pesos, pero no hay ninguna comparación específica y concreta con países similares, tanto que se reconoce en muchos lugares del mundo, como Estados Unidos, que no tiene un sistema electoral como el nuestro, que cada vez da mayor certeza, credibilidad y confianza al ciudadano.
Aquí el fondo del asunto es simplificar una asonada legislativa en contra del INE, aprovechando la cloaca del tribunal federal electoral, o ir en serio y a fondo sobre el régimen político mexicano.
Si es lo primero, significará otro entrampamiento político más que atizará, ahora sí, la hoguera de la división política del país, que hasta se ha conservado un cierto equilibrio por la hegemonía que tiene la 4T y la debilidad opositora.
Si se tratara de lo segundo, de reformar el régimen presidencialista de fondo, se abriría una etapa de grandes acuerdos, por el país y obviamente de conciliación, cosa que no creo.