Juan Carlos Estrada, presidente estatal del PAN, y expresidente municipal de Choix, durante el periodo 2017 – 2018, fue denunciado por la Auditoría Superior del Estado (ASE) ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por desviar 384 mil pesos del erario del serrano municipio, el del más raquítico presupuesto y uno de los más pobres del estado.
Al enterarnos de tan gran noticia, nos quedamos en la duda de llorar o soltar la risa, que la auditoría del estado, que le cuesta al erario público 130 millones de pesos al año, y que tiene 211 trabajadores, como producto de su trabajo tan solo haya atrapado a Juan Carlos Estrada por la irrisoria cantidad de 384 mil pesos. Ridículo de verdad.
Si el problema de la ASE no fuera tan grave por sus repercusiones en el buen o mal desempeño de funcionarios e instituciones públicas, sería válido el dilema si reír o llorar, pero como representa el instrumento vital para la legitimidad, legalidad, honradez y probidad en el gasto público, resulta preocupante lo que sucede, porque, al final del día, quien debe encargarse de transparentar el desempeño del gasto resulta que se convierte en tapadera y, por consecuencia, en cómplice.
Contar con la ASE, tanto sus funciones, su relativa autonomía, su patrimonio y facultades, costó mucho esfuerzo y lucha por desbaratar el viejo aparato de la contaduría mayor, que siempre estuvo al servicio del PRI para lavar y planchar las manchas y cuentas chuecas de los ayuntamientos y el gobierno, y a veces para castigar a quien se portaba mal con el gobernador en turno o pretendía rebelarse al interior del PRI.
Era pues un aparato para ajustar cuentas, con los que andaban chuecos o los que se querían brincar las trancas. Lo cierto es que existió hasta que la oposición del PAN y del PRD se declaran en rebeldía de que ya había llegado a su fin la época de las cuentas chuecas y las “obras fantasmas”.
La ASE surgió para sanear la administración pública y tuvo un costo muy alto lograrlo como para que ahora, apenas a once años de su creación, la complicidad de los gobernantes y la auditora tiren todo este esfuerzo democrático por el caño de la corrupción.
Estos últimos dos años han sido de una lucha muy intensa al seno del Congreso del Estado para superar el secuestro de la ASE que se llevó a cabo al inicio del actual gobierno y es hora, qué pese a todas las evidencias, la auditora se mantiene con todo el apoyo del ejecutivo estatal y el PRI, lo que significará que la ASE siga dando resultados por 384 mil pesos, de un gasto en obra por más de 20 mil millones de pesos los últimos cuatro años. Hasta cuando pues.